A CINCO AÑOS DE LA PARTIDA DE QUIQUE KRAFT

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Foto: Kraft junto al árbitro Javier Castrilli (2006).

Escrita en 2014 y reproducida por gran cantidad de medios locales, ha sido considerada la mejor nota de despedida al vicepresidente del Concejo Deliberante.

Murió amasando, sí; pero a diferencia del lugar común que sospecha que los políticos amasan fortunas, el ex vicepresidente del Concejo Deliberante sobrevivía con la venta de sus panificados.

El pelirrojo Enrique Santiago Kraft tenía 61 años (había nacido el 15 de marzo del año siguiente al de la muerte de Evita) y un largo historial político en Juan María Gutiérrez, localidad donde vivió desde su infancia.

Cumplió los 20 a poco de que Héctor Cámpora, con el apoyo de la “Juventud maravillosa”, ganara la Presidencia de la Nación. Trabajaba en la fábrica Parafina del Plata (del grupo Soldati) cuando fue marcado por su peronismo en favor de los compañeros. Tres años después, la dictadura le propinó la peor experiencia de su vida, de la que casi nunca habló.

Después de la aventura militar en Malvinas, acrecentó su militancia junto al sector de quien fuera secretario de Gobierno municipal antes del Golpe. Así, fue incluido en la lista del PJ como concejal suplente en las elecciones 30 de octubre de 1983.

Se integró al gobierno de Arturo Ramón y continuó en la Municipalidad al arribo de Juan J. Mussi (1987) pero cuando el primer intendente intentó suceder al hombre de Plátanos, hacia junio de 1991, Kraft renunció a su puesto de interventor en el Cementerio y se quedó junto a Ramón.

En la elección del 28 de julio, cumplió su parte: Gutiérrez fue el único circuito que Mussi no pudo ganar.

Dos años después, Ramón fue en unidad con Mussi en procura de una diputación provincial. Pero Kraft no negoció en ésa, armó una lista opositora con Dante Palladino, Mario Neme, Norberto Filippi y ‘Tito’ Geneiro.

En 1994, formó parte de quienes denunciaron “la campaña sucia” del mussismo con una conferencia de prensa en Casa Roma junto al diputado Daniel del Corral (UCR) y los peronistas Mario Giacobbe, Abel Miccio, Filippi y Héctor Moreyra.

Con Abel Miccio y Mario Giacobbe.

Para las internas de 1997, ‘Quique’ también estuvo entre quienes enfrentaron al mussismo.

Su manejo territorial lo convirtió en una pieza fundamental para cada intento de disputar la hegemonía al oficialismo. Eso contribuyó a su fama de invencible en su localidad. Mantuvo ese prestigio en varias elecciones.

Así llegó a la de 2003, en que formó parte del armado de Roberto ‘Mata’ Rodríguez y Geneiro quienes le opusieron el mayor desafío al mussismo y arrebataron la minoría que le permitió a Quique ir en octavo lugar de la lista del PJ, por delante de Margarita Mateo.

Entró al Concejo, gracias a la post crisis del 2001 en que todos los escaños fueron para peronistas. En ese contexto, maniobró cerca de la única conducción posible a la espera de una oportunidad para hacer algo. Así logró ser electo vicepresidente del HCD.

Aquel fue el año de asunción de Néstor Kirchner, con quienes se alinearon varios disidentes mientras Mussi seguía siendo duhaldista.

En 2005, cuando la esposa del presidente –propuesta para senadora– enfrentó a la mujer de Duhalde, Quique fue de los primeros en sumarse a la construcción del Frente para la Victoria, aprovechando su condición de congresal partidario, lograda con la epopeya de 2003.

Fue el único concejal después de Angel Gallese, que supo que estaba armando una movida judicial en torno al caso de El Arrepentido de la corrupción mussista (Rubén Aicardi); fue una de mis fuentes de la presencia de Omar Fassi Lavalle haciendo negociados en el Concejo Deliberante una década antes así como de los pagos de sobresueldos a concejales.

Abrazado por Jorge Sivori junto a Tito Geneiro.

En los primeros años en que el kirchnerismo aumentaba su popularidad, evaluó que podía ganársele a Mussi si se nacionalizaba la campaña local. Creyó un error que Mario Giacobbe priorizara hacer propaganda con su cara y la de Jorge Sívori antes que oponer a ‘Chiche’ Duhalde la imagen de CFK. (Ricardo Giacobbe dice que le ganaron aquella elección a Patricio Mussi, quien revirtió con los votos aportados por el torturador Luis Patti).

En una sesión de homenaje a las víctimas del Golpe de Estado de tres décadas antes, Quique sorprendió a todos con su relato de cómo había sido secuestrado por su trabajo en la sucursal Gutiérrez de Parafina y había sido llevado a los centros de tortura. Nunca había querido hacer política con aquello.

Como presidente del bloque del FpV fue quien más esfuerzo puso (como reconociera M. Giacobbe) por mantener unidos a los siete concejales de sectores diversos que resistieron los embates mussistas, como el engendro de abril de 2006, (que comenzó a tratarse un 28 de diciembre) para instalar medidores de agua en casas y comercios.

Quique fue presidente de su numeroso bloque.

Su cercanía al gremio mercantil lo llevó a contactarse con Julio Ledesma, líder del sindicato en La Matanza (luego, legislador provincial), con quien compartió varios actos, desde un Congreso en Mar del Plata (el 21 de octubre de 2006) con el árbitro Javier Castrilli, hasta otro mitin en su terruño, junto a Rodolfo ‘Gallego’ Fernández y su jefe, el titular del ONABE.

Hacia 2007, participó de actos en la Casa Rosada, se anotó como pre candidato K y votó en el Congreso del PJ bonaerense el 10 de agosto en el Club Lanús, donde se apoyó la candidatura de CFK para Presidente de la Nación.

Pero pronto sintió que el FpV que había sido de los primeros en crear, le pagaba mal.

Se fue con el quilmeño Eduardo Camaño, operador de Roberto Lavagna, de quien fue su candidato a intendente y le ganó al radical Mario Raitman, que también iba con Lavagna-Gerardo Morales. Su boleta 502 de Sociedad Justa superó por 864 votos a la lista 3 (UCR).

Luego de las elecciones, mantuvo su oposición al mussismo. Por caso, votó en contra de la suba de las tasas (el 13 de noviembre de 2007). No fue el caso de Vilma Burgos, ingresada a la lista del FpV por el propio Quique, quien recibió cuestionamientos internos luego de que la comerciante de JM Gutiérrez se pasara al oficialismo y, entre otras cosas, votara la ordenanza 4039 con el aumento que perjudicaba a los vecinos.

Uno de quienes discutió con él fue Luis Terminiello, quien no tardó en arrepentirse de haber tensado la cuerda con ese “buen tipo”.

Para las elecciones del 28 de junio de 2009 (cuando Kirchner y JJ Mussi fueron testimoniales) Quique fue el candidato de la tira para concejales del Frente Es Posible (de Rodríguez Saa).

Como le tocó vivir en una localidad con pocos habitantes, su caudal de votos era exiguo en comparación con barrios más populosos. Aún así, comentaba a mitad de camino entre el lamento y el orgullo, que otras fuerzas opositoras enviaran punteros a trabajar en su zona, donde ya el mussismo había tenido que concentrar esfuerzos tan variados como los que iban de Zulma Calvo a Alberto Quarchioni, casi siempre infructuosos.

Al año siguiente, fue como secretario del edil Ariel Ramón, también opositor local.

Junto a Terrera y al ex ministro Toledo.

En 2011, encabezó la lista que armó Nicolás Terrera para competir contra la de Geneiro por el duhaldismo. Abrió el acto de presentación el 14 de julio junto al ex ministro Hugo Toledo; el histórico bombista ‘Tula’ y Ramón Landajo, quien fuera secretario privado de Juan D. Perón.

Quique relató: “Estuve cuatro años como concejal. Fue una experiencia muy difícil, porque siendo opositor el oficialismo te aniquila, pero le dediqué mi vida militante a la política y no me devolvió nada. Siempre viví de mi actividad privada. Hasta que este joven vino a pedirme que lo ayudase. Yo pensé ‘pobre muchacho, qué puedo aportar si ya estoy retirado’”.

En aquellas primeras elecciones PASO, su lista consiguió la minoría pero cuando Terrera se abstuvo de compartirla, Kraft no quitó los pies del plato y permaneció en el segundo lugar que le correspondía.

Para la siguiente compulsa, se reencontró con sus viejos compañeros peronistas, esta vez en el Frente Renovador, presentado con un acto hacia febrero de 2013 en la sede del gremio de Estaciones de Servicio del Cruce Varela y formó parte de la conducción junto a Geneiro. Su cuenta de facebook aún mantiene el eslogan “Yo estoy”, que había ideado para acompañar al massismo que creía ganador y que llegó a ver hecho realidad.

Aunque si era por realizar algún sueño, pretendía que todo JM Gutiérrez tuviera cloacas, algo que ninguno de los punteros mussistas de su zona ha encarado.

A la vez que militaba, siempre con humildad, bonhomía y buenos modos, trabajaba en su panificadora El Maná. Él, que siempre era convocado por lo más granado de la política local (Ramón, Mussi, Palladino, Mata Rodríguez, Sívori, Giacobbe o Geneiro) no tuvo empacho en vivir sus últimos días como panadero.

Soportó una enfermedad terminal hasta la víspera del 26 de julio, aniversario de la muerte de Evita. No podía esperarse mejor ofrenda por parte de un peronista como él.

Anuario La Guillotina de 2014.
En la columna de la derecha, algunos de los rebotes de esta nota en otros medios.