ECOLOGIA: ELECCIONES Y BIENES COMUNES

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En medio de una campaña electoral donde prima la chicana y el pase de facturas, los temas ambientales han desaparecido de la agenda política.

Una cosa es clara: las fuerzas políticas con alternativas reales de obtener un triunfo en octubre, tienen una base de propuesta económica basada en el extractivismo. Todas van por negociar con las multinacionales con los combustibles fósiles, la minería a cielo abierto, el litio, el crecimiento de la frontera agropecuaria, en desmedro de los bosques o el negocio con el agua.

Para estos proyectos, sin lugar a dudas, hay que avanzar sobre los bienes comunes naturales para sustentar sus “programas de soluciones y progreso”.

Mientras tanto los mercaderes de la muerte siguen contribuyendo con sus negocios a la destrucción del planeta, aunque cada tanto hablen (como al pasar) del cambio climático.

Por ejemplo, cuando se produzcan las elecciones, el proyecto consensuado de Ley de Humedales ya habrá perdido (por décima vez) estado parlamentario y habrá que empezar todo de nuevo.

Claro que los emprendedores inmobiliarios como Achaval, en el Barrio Elcano (Hudson), y otras empresas, avanzan contra bosques y humedales a paso acelerados, contando muchas veces con la complicidad de los jueces del sistema.

Mientras, ocho provincias del noroeste cerraron acuerdos con la empresa israelí Mekorot y le entregaron el control del agua.

Ahora bien, en medio de esta realidad y una inexplicable confusión con los temas ambientales en el movimiento social (con la complicidad de los medios de difusión) no se logra instrumentar una respuesta común que escape a esta lógica electoral que imponen los partidos políticos mayoritarios.

Lo que no se detiene es la destrucción de los espacios comunes naturales como podemos observarlo con la proliferación de los llamados ecoparques y paseos costeros u otros negocios de carácter electoralista como hay en Avellaneda (entre los arroyo Sarandí y Santo Domingo), en la ribera de Bernal, en la costa de Quilmes, en Punta Lara o en la Reserva de Biósfera de Punta del Indio, entre otros.

La situación ambiental es insostenible, el planeta y la región se desangran. Es necesario encontrar, entre todos, los caminos de lucha para enfrentar este futuro incierto.

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