EMOTIVO: UNA BALDOSA POR UN DESAPARECIDO

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Se trata de Carlos San Martín, ex alumno del Politécnico, secuestrado por la dictadura hace justo 42 años, el 27 de mayo de 1977.

La colocación de la baldosa se hizo durante el fin de semana y fue descubierta con un acto este lunes convocado por el Encuentro por la Memoria, Verdad y Justicia de Berazategui (EMVJ).

Ya con 89 años, Claudia Perepichay, madre de Carlos, participó del acto en la puerta de su casa, donde Miguel, uno de los sobrinos, se encargó de la entronización del mosaico.

Para su descubrimiento, asistieron familiares de otros desaparecidos, tal el caso de Silvina Estigarría, hermana de Alejandro, llevado de su casa en Barrio Marítimo durante la misma noche que San Martín, y Carlos Blanco, secuestrado el día 24; los tres, alumnos del Politécnico.

Entre las adhesiones se contaba la Asociación de Estudiantes Universitarios (AdEU); el sindicato docente SUTEBA y los estatales de ATE Berazategui (cuyas autoridades estuvieron durante todo el acto); el Colectivo De a Pie – Pozo de Quilmes; HIJOS La Plata; docentes en ejercicio y jubilados, amigos y vecinos, como el pintor Rubén Darío Costa, uno de quienes habló en el acto.

Mientras Valeria Zeitlin (nieta de un asesinado por la dictadura) fungía de maestra de ceremonias, su padre Ernesto explicó qué es el EMVJ y cuál fue la trayectoria desde su creación en 2001. Acompañaron Alcira Juárez, esposa del desaparecido Manuel Coley Robles; Célica García, hermana de otra desaparecida en la ESMA.

Historia

Como ya informara el CIB con una nota de Alberto Moya, la historia de Carlos San Martín entronca con la de sus abuelos maternos, refugiados desde Ucrania y Bielorrusia. A los 18 años, cuando tuvo lugar el Golpe de Estado, trabajaba de mozo en un bar de esta ciudad y militaba en el Centro de Estudiantes del Politécnico.

En la gélida noche del 27 de mayo de 1977, en JM Gutiérrez, unos tipos golpearon a la puerta de una casa sin verjas sobre el Camino G. Belgrano; les gritaron que estaban rodeados. Cuando entraron, dos encañonaron a la cabeza de San Martín padre y, luego de llevarse a su hijo, robaron lo que pudieron.

Poco después, Claudia Perepichay empezó a ir a la Plaza, donde buscar a su retoño era “una forma de volver a nacer”.

Al año, ella miraba con distancia la expectativa que generaba el Mundial de fútbol. Mientras veía a los parientes escuchar los partidos, lloraba por ese puñal clavado a través de tan distractiva “pantalla”.

A los dos años, cuando vino la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, Guillermo, el menor de los chicos, rechazó la invitación escolar para ir en contra de las denunciantes. “No, ahí está mi mamá. Yo no voy”, respondió, antes de ser sancionado. Esperó a que ella regresara de la Plaza para avisarle: “Mami, me pasó algo difícil”.


El Encuentro por la Memoria, Verdad y Justicia de Berazategui se reúne los viernes, desde las 17.30, por espacio de dos horas, en 147 casi 12, de Berazategui.

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