ESCULTORA EN VIDRIO, DE RANELAGH AL MUNDO

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(Por Cristian Sirouyan, Clarín.comZonales)

Karina del Savio, la escultora en vidrio de Ranelagh que el mundo admira. Sus obras se exhiben en importantes galerías de Europa y EE.UU. Se formó en la Escuela de Vidrio de Berazategui y con obreros de Rigolleau.

El dibujo de la Venus de Milo no pasó desapercibido entre las imágenes que Karina empezaba a plasmar sobre el papel cuando apenas había cumplido 8 años.

La escultora de arte en vidrio multipremiada en la Argentina y en el exterior no se esbozaba siquiera en sus propios sueños, pero en la Escuela de Arte de la Municipalidad de Berazategui ya vislumbraban el perfil de una artista promisoria.

Sus profesores allí le recomendaron formarse con alumnos mayores, pero la niña -algo asustada por el desafío que se le venía- prefirió alejarse del aula y forjar su propio camino.

Sin dudarlo, Del Savio volvió a los brazos de su madre, la experimentada artista de pintura digital y cerámica Nely O’Leary Giulio. Era la más cercana figura familiar que la estimulaba a dibujar y leer.

Cuando yo era chica, me compraba pinturas, lápices y libros. Con ella llegué a leer novelas de la escritora belga Margarita Yourcenar a los 13 años”, expresa su gratitud hacia la vertiente irlandesa de su familia.

En cambio, mi padre Alfredo Del Savio, nacido en Le Marche, Italia- no entendía lo que yo hacía, pero lo respetaba”, contrasta.

La Escuela de Teatro de La Plata, donde recaló a los 20 años con el afán de retomar su senda, le devolvió sin medias tintas la pasión por la expresión artística.

Fue la escala que precedió a su desembarco casual en la Escuela de Vidrio de Berazategui. Allí arrancó como aprendiz y luego transmitió conocimientos desde la cátedra Técnica de Materiales.

La llegada de Del Salvio al corazón del arte en vidrio en el país alteró de forma notoria su percepción sobre la fábrica que marcaba el pulso de miles de sus vecinos.

Tenía un elefante delante de mis narices durante mi niñez, pero no captaba su real dimensión”. Una vez que se volcó de lleno a su especialidad, Karina detectó en ese desproporcionado edificio descolorido, coronado de chimeneas, “un gigante con una gran historia, que contó con un director sensible y comprometido como Enrique Shaw y un Departamento de Arte”.

Del Savio supo nutrir su formación con el aporte de los trabajadores de la Cristalería Cooperativa El Progreso (en Ezpeleta), obreros de Rigolleau y profesores de la escuela pública y de la Escuela de Vidrio municipal.

Así, capacitada en forma debida por los maestros más idóneos, paseó sus creaciones con orgullo por afamadas galerías de Europa y Estados Unidos.

Primero se le abrieron las puertas de la Real Fábrica La Granja (en Segovia, España). Después, entre 2005 y 2010, presentó ocho muestras en el marco de la exhibición Sculpture Objects Functional Art and Design (SOFA), algo así como la meca a la que aspira todo creador de arte en vidrio, que se celebra en Estados Unidos.

Tales pergaminos la llevaron dos veces consecutivas (en 2015 y 2016) a ser nominada entre las cien mejores artistas de la especialidad en el mundo.

Del Savio regresó a Berazategui tantas veces como abandonó su lugar de origen. Desde su hogar de Ranelagh, cómoda y más que satisfecha por el camino que lleva transitado, la artista visita seguido la Escuela de Vidrio -donde es convocada para dictar seminarios internacionales y sugiere un paseo a sus visitantes-, controla a la distancia sus colecciones permanentes instaladas en Miami y en York (Inglaterra), experimenta y se inspira para moldear su próxima pieza artesanal.