HABLANDO DE EDESUR… RIGOLLEAU, 2011

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En las últimas horas, el jefe comunal dedicó unas palabras rimadas a la multinacional proveedora del servicio eléctrico. En su anterior Intendencia (2003-2010), no trató con tanta delicadeza a las vecinas que salieron a defender a sus familias para que no instalaran una fábrica de cáncer a metros de las viviendas. En lugar de poemas, mandó apalearlas. Más de una vez, usaron a la Policía pública para defender intereses privados. La que sigue es una de las crónicas de aquellos días de correrías en que el pueblo levantó su cara más digna.

Nota del 12 de mayo de 2011. Archivo La Guillotina.

Delante de rejas de dos metros que conforman un corralito en torno a la crítica zona de obras para el cableado subterráneo, se habían congregado un centenar de frentistas, muchos jóvenes, un par de maestras, concejales, niños con sus padres que jugaban a la pelota junto al paredón de la fábrica que contiene a la subestación, en la calle 145, cortada por una docena de policías con escudos anti motines.

Policías que no eran de Berazategui también rodearon la zona.

Allí, los vecinos no pararon de generar hechos noticiables en torno al emprendimiento de Edesur en 21 y 145. Esta vez, concitaron una movida política –en el mejor sentido de la palabra– con la presencia de los diputados Victoria Donda (de Avellaneda) y Horacio Piemonte (de Quilmes), más Néstor Litter, secretario de la diputada Elsa Quiroz (jefa del bloque ARI) y el candidato Mario Mazzitelli (PSA, con Pino Solanas).

La intersección con la avenida 21 está vallada hacia el oeste y custodiada por otra docena de escudados que, hasta el tramo de la 146, sumaban 64 policías, todos armados; algunos, con escopetas.

Lo que siguió fue vivido con la expectativa de la antesala a una pequeña gesta.

El objetivo era simple: “transitar libremente por el territorio nacional” (Art.14 de la Constitución Nacional); algo que viene siendo impedido por los uniformados sin que se conociera quién había dado la supuesta orden.

Tal desconocimiento fue develado ante el pueblo en la tarde de este miércoles, a veintitrés días de que comenzara la presente etapa del conflicto que desde 2005 ha paralizado la obra. El llamado telefónico de la diputada al Juzgado de Luis Armella ratificó que ningún magistrado dio orden de sitiar ni militarizar la zona.

La –para algunos– ‘novedad’, vino a confirmar las suposiciones de muchos. Quien mejor lo puso en palabras fue Mazzitelli: «una empresa privada paga para que protejan sus intereses«.

Donda, hija de desaparecidos, nacida en la ESMA, parlamentó con el jefe de la Seccional primera, el comisario Alberto D’Alessandro. Mientras, entre los vecinos se seleccionaba a quienes tuvieran filmadoras o cámara para pasar ellos también; eligieron a los periodistas que iban a acompañarlos.

La Policía cedió el paso.

La primera en encarar fue la joven Donda, a su lado, un periodista de este medio seguido del fotógrafo Sergio Pablos; la secretaria de la diputada; dos editores de Hudson; Mazzitelli y Litter, en ese orden. Detrás, Edgardo Boyraz, Andrea Bertucci, María, Mónica e Isabel Palacios, integrantes de la asamblea vecinal. Tres jóvenes más filmaron con sus camaritas digitales y una sola militante política (Teresa Cónsoli, UCR) se sumó a la caminata simbólica.

El valor del gesto había sido iniciado no sin alguna tensión: Era la primera vez que alguien caminaba la zona luego de la denunciada represión policial que tuvo lugar en la madrugada del lunes 2 de mayo (2011).

Aquel ataque fue el disparador de la repulsa ciudadana que habría de manifestarse horas después, con la toma de la Municipalidad.

Ayer, la Comisión de Diputados no pudo parlamentar más que con la única autoridad presente –obligada a dar la cara– el comisario que, con su habitual tono sereno y diplomático, cumplía sin ganas la incómoda labor de vocero de una multinacional, para explicar que su misión era resguardar la seguridad de los trabajadores en la obra.

Mientras señalaba el trayecto de la Av. 21, la secretaria de Donda llamó la atención acerca de un morocho de pelo corto, pullover amarillo y zapatillas, que filmaba.

La Policía filmaba a los manifestantes.

El comisario defendió al camarógrafo no identificado. Este fue el diálogo:

Donda: –Ustedes están haciendo inteligencia sobre los vecinos.

Comisario: –No, es sólo una filmación.

–No tienen porqué filmar a los vecinos. ¡No pueden tomar imágenes de ellos sin su autorización!

–A mí tampoco me gusta que me filmen y sin embargo todos están haciéndolo.

–Pero usted es una autoridad pública, es parte del Estado. Y ni siquiera está identificado: su nombre, rango y legajo debería estar visible en su uniforme. Usted lo sabe.

El comisario evitó proseguir una discusión que no debió tenerlo como protagonista.

No estaba allí el verdadero jefe de la represión, Pablo Otero, a cargo de la Departamental de la Policía.

Tampoco representantes del Estado municipal que autorizó la subestación; mucho menos de gerentes de la multinacional que se empecina en continuar la obra en medio del barrio sólo para evitar el gasto del traslado y el precedente.

El comisario, su servicio, la diputada y su secretaria. Foto: Sergio Pablos.

Los uniformados no impidieron la recorrida que, ya en la calle 146, entrevistó a un vecino que relató las amenazas y afrentas recibidas por un efectivo que lo desafió a pelear cuando él hizo valer su derecho de entrar y salir de su casa por la vereda que quisiese.

El acto simbólico en el que una comisión de vecinos pudo sortear el cerco que la multinacional impuso en suelo argentino se extendió por una hora.

Al terminar, la comisión de diputados habló para el resto de los reunidos. Esa conversación pública tuvo tres momentos de aplausos:

  • cuando Donda puso como ejemplo el aprendizaje de la lucha de los indios qom;
  • cuando una vecina bajo tratamiento deslizó la ironía de que el intendente sonreiría al cortar las cintas de inauguración de un nuevo centro oncológico (para enfermos de cáncer) y
  • cuando la prensa preguntó si acaso la solución no sería que el Estado nacional recuperase la empresa para disponer los traslados de las subestaciones.

Los políticos locales (muy respetuosos del uso de la palabra por parte de quienes no son militantes) estaban sentados en el suelo para facilitar que los del fondo pudieran ver y oír: Ana Cioch (concejal ARI); Gustavo González (candidato a intendente por la UCR); Valeria Zeitlin (una de las más activas). Casi ninguno habló. Adelante, estaba Ernesto Salgado; al fondo, Angel Gallese (quien asiste con toda su familia desde hace días, incluso durante la madrugada de la represión).

Los pocos políticos opositores, se sentaron en el suelo para no molestar la visión de los vecinos y guardaron silencio.

Cuando los diputados partieron, los vecinos permanecieron en una suerte de asamblea permanente.

Más tarde llegó a traer su solidaridad y a ponerse a disposición Arturo Blatesky, del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos que integra como pastor de una de las Iglesias que conforman ese organismo fundado con Jorge Novak en los albores de la dictadura.

Blatesky relató el drama de Macario Britez, de la Iglesia Evangélica Río de La Plata, en Quilmes, quien vive bajo una antena de celulares y tiene cáncer. Compartió la experiencia de ese culto que, en Alemania, trasladó todas las antenas emplazadas en sus terrenos.

En España, según un relato previo del ex concejal Gallese, un intendente se puso al frente de la marcha que pedía el traslado de una subestación.

En Berazategui, la respuesta que se esperaba del jefe comunal (Patricio M.) provino del secretario de Ambiente de la Nación (JJ Mussi) quien, como ya informara este medio, se limitó a enviarle una cartita a los contribuyentes.

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3 Respuestas a “HABLANDO DE EDESUR… RIGOLLEAU, 2011”

  1. Ese conflicto ambiental fue el más largo que tuvo el distrito…
    Y pensar que el intendente decía que con la subestación se terminaban los cortes de luz…
    Buena nota…

Los comentarios están cerrados.