Durante este difícil año de pandemia los incendios intencionales fueron una constante que recorrió el país. Todos tienen el sello de los negocios.
El desastre humano, social y ambiental en el corazón de la Patagonia es una clara muestra de lo son capaces los mercenarios del dinero y la incapacidad del sistema de hacer algo ejemplificador, aunque lo quisieran.
Ahora, prendieron fuego el Parque Pereyra en el «Monte Massú», a 1500 metros de la Autovía 2. Otra vez, el rápido accionar de los guardaparques, voluntarios y bomberos de la región impidieron un gran desastre.
Este lugar, abandonado por la empresa papelera, es de difícil acceso pero ideal para generar un desastre, ya que es una plantación de eucaliptos abandonada donde desaparecieron, entre otras cosas, los cortafuegos de la explotación.
Los ecologistas de la región insisten en que el silencio de la autoridad ambiental de la provincia (OPDS) y de los intendentes de Berazategui y Varela resulta muy llamativo.
“La situación del parque es un desastre. No están llamando a las mesas técnicas de trabajo para que cada uno de sus áreas haga su aporte. No convocan ni llaman a nadie y no sabemos de dónde sacan las ideas ya que no conocen el territorio”.
Trabajadores del Parque (en conflicto)
El caso ha merecido la atención de varios medios de prensa: