LA ‘VIOLENCIA’ DE LA SELECCION

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Por Eme Ku Política Obrera Berazategui

Muchas notas se han escrito en todo el mundo sobre la reacción de los jugadores de la selección nacional de fútbol, luego de eliminar a su par neerlandés. Pero, ¿a quién se le puede ocurrir que esa respuesta se le puede poner el mote de «violento»?

En líneas generales, la respuesta frente a las provocaciones y afrentas de los «poderosos», está más que justificada. ¡La respuesta del agredido siempre está justificada, y tiene que ser fomentada!

La «violencia» de los explotados contra sus verdugos es la violencia que va a parir una sociedad nueva. No es éste el caso de Otamendi, Messi y compañía, claro. No podemos ponerles un sayo que no nos corresponda ponerles, ni tampoco lo buscan.

Se trata de reivindicar el gesto, de Otamendi y todos, del “Topo Gigio” de Messi, un homenaje a una expresión que nació como protesta de un enorme jugador como Román Riquelme, que se enfrentaba al presidente de uno de los clubes más grandes del mundo. Recordemos que ese Boca multicampeón se desarmó en forma tumultuosa, con la ida de Bianchi, Román, Bermúdez y varios referentes, hartos de los manejos de Mauricio Macri. Messi eligió la figura del Román que se plantó. No es poco. Ese gesto representa la «rebeldía», simbólica, de los jugadores contra el constante manoseo de los representantes, los directivos de los clubes, las grandes empresas a nivel mundial que lucran con los que generan sus riquezas, los jugadores, que son sometidos a una picadora de carne humana, exprimidos al hartazgo por 10, 15 años. Este mundial es la máxima expresión de esa maquinaria, con jugadores que estuvieron jugando en sus clubes hasta unos pocos días antes del inicio del certamen. La cantidad de lesionadas derivas de esto.

Por otro lado, (aunque no tanto) las declaraciones del arquero Dibu Martínez, diciendo que los únicos que pueden darle una alegría al pueblo argentino son los jugadores, es un golpe al gobierno que va a intentar sacar tajada de un posible triunfo de la selección. No hay manera, es un gobierno acabado el de F-F-M los festejos no pueden abstraer a los trabajadores de la implacable inflación, los tarifazos, los despidos, y de la lucha de conjunto que hay que emprender.

Una hinchada mundial

La selección recoge simpatías por todo el mundo, pero sin duda la estrella de ese apoyo han sido los bangladesíes. El recuerdo de Diego Maradona venciendo a Inglaterra, reconocido como una revancha contra sus colonizadores, hace extensiva a los colores albicelestes esa simpatía. Bangladesh es la factoría textil de mundo, impulsada por los salarios miserables y la precarización laboral absoluta. A la vez, esas manifestaciones populares se dan en un país que estuvo y está recorrido por revueltas, y procesos de huelgas generales.

Un hecho destacable que también hay que reivindicar es la bandera palestina ondeando de la mano de los jugadores de Marruecos, que es una denuncia del genocidio que perpetra el sionismo, a algunos kilómetros de Qatar. Los festejos por la histórica clasificación de los marroquíes a instancias finalistas del mundial, motivó la represión de las fuerzas policiales del derechista Macron, como antes en Bélgica.

Las expresiones de oposición frente a un régimen que se cae a pedazos en todo el mundo están ahí.

No es la tarea de los jugadores transformar los estadios de fútbol (o de cualquier deporte) en el territorio de la guerra de clases. Pero que surjan esas expresiones, en un panorama donde todas las variantes políticas, e incluso la izquierda en general se rinden a alguno de los bandos en disputa en la guerra de Ucrania, estos gestos cobran un gran valor.

Es nuestra la tarea, de la izquierda revolucionaria y socialista, de establecer la relación entre esos hechos, esas denuncias, tibias o no, caracterizar esas expresiones de la oposición a un régimen barbárico, y la conquista del poder por los explotados del mundo.

La pelota está en el campo de la izquierda. Vamos al ataque.


3 Respuestas a “LA ‘VIOLENCIA’ DE LA SELECCION”

  1. «La pelota está en el campo de la izquierda. Vamos al ataque.» Muy bueno el planteo, la Historia, así con mayúscula, la hacen los pueblos.

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