MALVINAS, EN LOS CONFINES DEL DISTRITO

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(CIB) Para este 14 de junio en que se cumplen 40 años de la caída de Puerto Argentino, una recorrida por la plaza que lleva su nombre, allá lejos del centro, en Juan María Gutiérrez, permite ver la ausencia municipal en pos de la memoria.

Así lo cuenta Roberto Melogno, uno de los ex combatientes del Regimiento 7 de La Plata que fue a las islas. Cuatro décadas después, él se cargó al hombro la tarea de homenajear a sus compañeros que ya no están.

Ya el 1° de abril, organizaron una vigilia desde las seis de la tarde:

El afiche de la vigilia

El nuevo mural lo hizo Abel, que trabaja en cartelería y fileteados. Lo habíamos hablado el año pasado, pero su trabajo no le dejaba mucho tiempo, hasta que en los últimos días antes del 2 de abril, lo pintó.

Panorámica del mural. La firma del autor había quedado tapada por el auto.

Para algunas de las demás cosas, colaboraron unos amigos de los años ’80, adolescentes de esa época, de cuando se creó la plaza Puerto Argentino, que dieron una mano eventual.

Lo de los mástiles lo hicimos con otros veteranos. No hubo participación del municipio. Es todo mano de obra mía y de mi familia.

Foto: Amigos de la 413. Horacio y Daniel Polli, Ariel Olivero, Rodolfo y Marcelo Gil, Cristian Mario Ybarra, Pelusa Medina, Sergio García, Walter El Santiagueño, Hugo y Sergio Medina, Carlos Primo, Roberto Vargas, Javier Zara, con quienes inauguraron la plaza a mediados de la década del ’80, cuando integraban el grupo juvenil católico. Fueron las bases para lo que es hoy la Sociedad de Fomento Lealtad en Puerto Argentino.

El veterano destaca también la colaboración de «las chicas» Analía Liliana y Amelia Barrios.

Y rescata de modo especial a Nildo Omar Vito, otro veterano del Regimiento 7, compañía C:

… Un día que salió a caminar, nos encontramos, le conté mi proyecto, se ofreció a ayudarme en lo que pudiera y tomó el trabajo de las 110 antorchas; hizo varias pruebas del tiempo que se mantenían encendidas con distintos combustibles, costeado de su bolsillo. La principal preocupación era no involucrar la política partidaria. Ahora viene a dar charlas en las escuelas.

El adoquinado de adelante lo hice yo. Mi señora, que estudia arte, pintó el cartel de la entrada.

Miguel Moreno hizo la silueta de las islas. Lo habían operado de la vejiga hacía poco, no podía hacer fuerza pero aportó mucho. Yo la concreté en cemento.

Colaboraron otras personas como, Agustín Barrios, un hombre grande del barrio. Vino Sergio Santillán, otro ex combatiente, de la zona de Sevilla y Belgrano.

En el centro del memorial, Roberto ilustró con fotos de soldados del Ejército, de un avión Pucará de la Fuerza Aérea y del buque de la Armada RA Gral. Belgrano.

La foto de los soldados ya está un poco dañada y la del Crucero Belgrano, vandalizada, está por ahora de nuevo en la casa de Roberto, quien lamenta:

La zona la usan como juego, se trepan a las paredes, ensucian. A veces los padres no les explican a sus hijos. Aunque también hubo muchachones adolescentes que una noche sin luz, porque estaban por cambiar la luminaria, rompieron algunas cosas.

A lo largo de la historia

Las fotos están junto a una placa de 2008 que recuerda la «gesta», término que (según la Real Academia) significa «hazaña». Se le consultó a Melogno acerca de su adhesión o no a ese concepto y de quién había sido la supuesta hazaña: ¿de quienes decidieron la guerra o de quienes la pelearon?

La hazaña no fue de quienes la decidieron, no. Nosotros combatimos contra una fuerza de primer mundo. Acabo de ver un video donde un alto militar inglés reconoce la importancia de la ayuda recibida por parte de la dictadura de Augusto Pinochet. De la dictadura argentina no hablo porque yo fui convencido a defender a mi patria. Defender la causa es un estandarte de la soberanía. Debemos aprender a respetar nuestra soberanía.

Conversar con un ex combatiente remite a la imagen de jovencitos que vivían con sus padres, pero al preguntársele al respecto, Melogno sorprende con otra historia:

Perdí a mi madre cuando niño. Mi padre nunca se preocupó mucho por mí. El único familiar era mi tía Rosa, que hacía de apoyo. En 1982 vivía con un tío, del otro lado, al Este de las vías. Me costaba relacionarme y desde los 14 años me las rebusqué solo. Era una época en que siempre se conseguía empleo y eso hice, hasta que me tocó el servicio militar obligatorio. Yo vivía a dos cuadras de acá en 1982.

Durante el conflicto fue camillero. No tiene sentido incurrir en los golpes bajos de siempre respecto de preguntarle qué fue lo peor que vio allá. El hombre no esperaba a la prensa y fue sorprendido mientras se aprestaba a reparar algo en la casa antes de almorzar en familia. ¿Qué sentido tiene amargarle el domingo con rememoraciones sobre lo que ya todos sabemos o imaginamos?

¿Cómo fue el regreso?

Lo más duro fue dificultad para conseguir empleo, se nos cerraban las puertas, nos veían como los loquitos de la guerra. Por fin, conseguí empleo en SEGBA. Luego de las privatizaciones pasé a EDELAP en La Plata hasta que me jubilé.

Desde entonces, Melogno continúa su tarea por la memoria, cada año.

Durante estos meses de 2022, le decían: «Uds deberían ser los homenajeados, no deberían tener que hacerse su propio homenaje». Pero así fue. Se reunieron con los vecinos. Aunque no asistieron autoridades para la vigilia del 40° aniversario, la respuesta vecinal sobrepasó sus expectativas. El 2 de abril acudieron las fuerzas vivas locales, Bomberos, policías, escuelas…

¿La Municipalidad? Ah, sí. Puso un afiche:

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