MERIENDA LITERARIA, CON NUEVO DECORADO

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Tinco Andrada, escritor de fina pluma, visitó Berazategui para presentar su nueva novela La hija del español. Lo hizo para inaugurar la nueva temporada de Meriendas Literarias que organizan Patricia Lob y Nadia Roa.

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A partir de este año, se desarrollarán en el bar Rafiki, más céntrico, sobre calle 13 entre 148 y 149. En esta ocasión, la Merienda fue decorada con gigantografías a colores que representaban a personajes del siglo XIX, época en que está ambientada la historia de la novela a presentar, que ya va por la segunda edición.

Un ejemplar sorteado fue ganado por Elsa Roda:

A la vez, Tinco Andrada llevó ejemplares de sus libros anteriores, que fueron adquiridos por otra gente de las letras como Lorena Deluca

… y Andrés Rolón:

Respecto a uno de esos libros anteriores, Los bocetos de Picasso (2018), el autor santiagueño relató una anécdota sorprendente acerca de cómo esa imaginería se convirtió en realidad más de tres años después.

Antes, yo había escrito “Las arenas de la magia”. Cuando estaba lista para que vaya a impresión, decidí no hacerlo. Empecé a escribir otra historia. Un hilo me llevaba a escribir sin parar. Yo estaba sorprendido porque una novela me lleva un año escribirla, pero a “Los bocetos de Picasso” la escribí en quince días, como si me estuvieran dictando. Me llevó un año corregirla.

Hacia 2021, en Maine, Estados Unidos, se dio una situación equivalente a la de su novela, según le relató a este CIB:

En ambos casos estaba Picasso. En los dos, el hecho había ocurrido alrededor de 1920. La tercera coincidencia es que en Maine, EE.UU., era producto de dos abuelas el haber llegado a esto. En mi novela, es producto de dos abuelos. En los dos casos, las abuelas le dejan al hijo una casa. El hijo la cierra y no entra nunca más. Y es el nieto el que abre la casa y se encuentra con esta novedad. En mi novela, los abuelos hacen la historia y los hijos se enteran, pero son los nietos los que recogen, en la actualidad, la historia. Esas son las sumas de consecuencias que me asombran en el gran parecido como si me hubiesen dictado la historia tres años antes y por eso yo había escrito con tanta velocidad la novela. Sigo impresionado por esto, pero el libro es real, está.

Tinco Andrada

La nota que adelantó la visita a Berazategui:

Otro capítulo de La hija del español, presentada en Rafiki el domingo pasado:

CAPÍTULO V 

1 

Durante 1815 sucedieron muchas cosas en la vida de Concepción. Una de ellas fue conocer a Mariquita Sánchez en las tertulias que la joven hacía en su casa. La notó inteligente, de razonamientos claros, audaz en las decisiones. Una mujer más, de fuerte carácter que descubrió en su camino. Un día, quedó última para salir luego de terminada la tertulia y quiso aprovechar la ocasión para dialogar.

—¿Puedo quedarme un poco más, Mariquita? Me gustaría contarte algo y tal vez hacerte alguna consulta. 

—Claro que puedes, mujer, adelante.

—Mariquita, mucho antes de conocerte, tuve la oportunidad de ir con Abuela Guadalupe a varias tertulias en casa de la Perichona. Conocí allí a una mujer de valientes opiniones; arriesgada, audaz. Sin miedo a las críticas de otros, incluso a las de mi padre, que ignora nuestras visitas a las tertulias y quien afirma que ella es un mal en nuestra sociedad. 

—Conce, ¿me permites llamarte Conce?

—Claro que sí. Madre me llama así porque dice que Concepción es muy largo. 

—Bien, entonces, Conce. Hay personas en la colonia que tienen miedo de las opiniones de los jóvenes y los critican. Creo que es porque carecen de argumentos para debatir. No podemos animarnos a modificar las costumbres enquistadas en nuestra sociedad si ponemos bozales a los que empujan los cambios.

—Yo también tengo ideas que me gustaría hacerle conocer a la gente.

—Me parece bien, Conce. Hay que hacerlo para saber lo que pasa, si no solo será una lucha interna labrada desde y hacia uno mismo. Te ayudaré en lo que sea necesario.

—Mariquita, ya que hablas de ayudar quiero hacerte un comentario, íntimo, muy personal.  

—Estoy para escucharte, mujer, no te prives.

—Mis padres, como muchos padres con sus hijas, desean que una se case con la persona que ellos elijan y les convenga. No estoy dispuesta a seguir sus deseos. Me gustaría y quiero que la elección sea solo mía. Así me sentiré feliz y, si por algún motivo me equivoco, el error será solo mío y no por culpa de otros. Hace algunos años un cura joven en una tertulia en nuestra casa dijo que obligar a una hija a casarse por conveniencia es un error y un delito. Recuerdo que nombró a San Agustín para reforzar su planteo. Después de aquella tarde lo busqué por todos lados, quería conversar con él y saber por qué dijo eso. Nunca volví a verlo. Creo que mis padres movieron alguna influencia para sacarlo del medio. Sé que viviste algo así y te consulto por si puedes hacerlo… ¿Me contarías como lo resolviste? 

—Ya lo creo, sí, lo haré. Fue muy largo todo, incluso el debate fue por años, pero nunca bajé los brazos. Trataré de que, en pocas palabras, comprendas qué sucedió. Estoy segura de que servirá a tus propósitos. Desobedecí a mis padres al no aceptar casarme con Diego del Arco, como ellos tenían planeado, era un hombre mayor al que no quería para nada. Yo amaba a otro. Desesperada, busqué soluciones de todo tipo, pero ninguna servía. Cuando me di cuenta de que no habría otra salida, dispuse llevar mi caso a la Justicia. Decidí litigar con decisión y entereza durante mucho tiempo en contra de la decisión que mis padres tomaron. No fue fácil; tanto, que mis propios padres no querían hablarme. Fui criticada por todos, algunos no quisieron saludarme más. Hasta que, en una resolución inolvidable, el virrey Sobremonte falló por fin a nuestro favor. A favor de los enamorados. Recuerdo que lloré sin desmayo por tanta felicidad. Un año más tarde, nos casamos con Martín Thompson, a quien conoces muy bien.  

—Mariquita, es maravilloso y alentador lo que cuentas. Sin duda, el tuyo fue un acto de mucho coraje y valentía. De ser necesario, seguiré tus pasos, te lo aseguro.

En ese instante, otra vez, recordó al joven y vehemente cura que conoció en su casa. También vino a su memoria que, en aquel tiempo, deseaba hablar con él para saber si alguna dama había desobedecido la decisión de sus padres para casarse. Y allí estaba Mariquita con su realidad. Ya no sería necesaria ninguna consulta; se sintió segura de sus pensamientos.

Con el tiempo, en el devenir de las tertulias, compartían y discutían ideas. Al finalizar, ellas quedaban charlando por horas y las dos se sentían felices de la amistad que habían construido. Mariquita se mostraba más entusiasta aún y, Concepción, más convencida de sus creencias. Mariquita se animó a generar fortalezas en las ideas que tenía Concepción. La ayudó a organizar sus pensamientos y, al ver la gran inquietud que abrigaba por las jóvenes mujeres, le propuso escribir sobre esas ideas que traía desde siempre, podía hablar de los problemas que acarreaban y sufrían aquellas jóvenes de la Colonia desposeídas de derechos.

—Moveremos la piedra, Concepción, para que muchas mujeres y tantos hombres despierten.

El libro ya va por la segunda edición en la subsidiaria Bärenhaus.

3 Respuestas a “MERIENDA LITERARIA, CON NUEVO DECORADO”

  1. Fue un encuentro fabuloso con un escritor de la altura de Tnco Andrada , quedamos encantado@s ,por más meriendas literarias ! Gracias Patricia Lob y Nadia Roa !

  2. Elescritor Tinco Andrada ,que supo cautivar alLectores con su narrativa en esta bella historia de amor ,donde muchos personajes de la historia Argentina del 1800 ,otra Argentina dónde las mujeres de la sociedad unían sus voces para luchar por sus derechos ,donde algunas veces eran calladas por el sistemas patriarcado ,padre ,esposos
    Pero igual muchas de ella marcaron un pensamiento para la época .
    Las mujeres de ese período tambien soñaban con la patria libre ,soberana ,justa.!!!

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