(Foto Niko Kobane)
Después de la represión de hace diez días, y a pesar de la mediación municipal de Quilmes, el frigorífico Penta se niega a acatar la conciliación obligatoria. La documentación publicada en El Cohete a la Luna, por el periodista Alberto Moya, de Berazategui, fue levantada por otros medios.
“No hay novedades. El lunes 20 haremos otra vez una olla popular. Seguiremos acá, igual”, adelantó a este medio Juan Córdoba, secretario adjunto para Capital y Gran Buenos Aires del Sindicato de Trabajadores de la Carne.
En medio de la recesión que acompaña a la pandemia, las dilaciones estiran el conflicto en el frigorífico Penta, que alcanzara alta difusión por el tiroteo a los trabajadores del jueves 9. Durante esta semana, el empresario pidió derecho a réplica a los medios; se abrió un canal de negociación; no se acordó nada y la lucha retornó a las calles.
El domingo pasado, la Comisión Interna y el Sindicato pidieron a quienes ofrecieron solidaridad con la olla popular a realizarse el lunes 13, que esperaran porque “se había abierto un canal de diálogo en conjunto con el Ministerio de Trabajo y el Municipio”.
El miércoles debía llegar la respuesta de la patronal. Esa noche, dos de los tres delegados en Penta (Angel Francisco Mileo, Ruben Salinas y Raúl ‘Gringo’ Batista) con quien este medio mantiene comunicación constante, informaron que “no dio bolilla la empresa” y que los 240 trabajadores regresaban al plan de lucha el jueves 16, desde las 9 de la mañana, con corte de la Avenida Pasco que conecta Quilmes y Lomas de Zamora a partir del cruce en el estratégico Camino G. Belgrano.
Jueves y viernes hasta la caída del sol, se asentaron ante las puertas de la empresa mientras recibían donaciones de alimentos ya que no cobran desde marzo, les adeudan dos quincenas y carecen de ingresos para alimentar a sus familias.
Allí estuvo Juan Córdoba, quien le relató a este medio:
“Tengo veinte años de trabajar en Penta y me conozco todos los manejos de estos. Fui diez años delegado y, cuando me fui al gremio –estoy en el Sindicato desde hace dos año y pico– no me dejó entrar más al frigorífico, porque yo siempre defendía a los trabajadores”.
Junto a él, ambos con barbijos, acompañaba el delegado que desde hace dos años también está afuera de su empleo:
“Ahí, Ricardo Bruzzese aplicó el mismo método que intenta en Penta. Cerró el frigorífico La Huella por dos semanas. Luego, juntó al personal para decirles que la única forma de reabrir era si Borda y Solís quedaban afuera. Lo hizo con la complicidad del tercer delegado, Miguel Galarza, que visitó a cada trabajador, en sus casas, para convencerlos de levantar la lucha. En cuanto regresaron, los compañeros empezaron a perder sus conquistas”.
Carlos El Chivo Borda
Al mismo tiempo, en busca de mejorar su imagen, la empresa intimó a los medios para obtener un derecho a réplica. Ese “derecho a rectificación o respuesta” deviene de la Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), incorporado a la Constitución Argentina reformada en 1994. No se refiere a opiniones sino a datos.
Muchas de las acusaciones patronales quedan desmentidas por la documentación exclusiva publicada por Alberto Moya, reconocida por medios locales y hasta por La Izquierda Diario que la destacó y reprodujo el martes 14.
En sus escritos, la empresa está más cerca de la difamación hacia los trabajadores (trata de extorsionadores a Córdoba y Mileo) que de la rectificación. Nadie le hizo notar la paradoja de que la empresa detrás de la represión ahora apele a los Derechos Humanos.
Deben tener derecho a replica, no deben dejar a la gente sin trabajo.
Que se solucione el problema, siempre la pagan los trabajadores