UN NIÑO SE AHOGA CADA CINCO DIAS

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El concejal de Juntos Juan Cáceres (ARI-CC) ha reparado en que el ahogamiento es la segunda causa de muerte en niños y jóvenes de 1 a 15 años (detrás de los accidentes viales), y que, según el Boletín de Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud de la Nación en 2018 fallecieron por ahogamiento 77 niños de 0 a 4 años, lo que representa un caso cada menos de cinco días.

Por eso, presentó un proyecto al Concejo Deliberante en pos de que pidan al Departamento Ejecutivo (o sea, a la Municipalidad)

… que, a través del área que corresponda, proceda a la mayor brevedad a través de los organismos competentes, con los medios de comunicación a su alcance, efectúe en forma sistemática una campaña de difusión que alerte sobre las medidas de prevención del ahogamiento tanto en aguas claras sin movimiento como en aguas oscuras con movimiento.

Cáceres

Estos son los fundamentos de su proyecto:

Que, por debajo de los 5 años, esto sucede en general en piscinas de clubes o familiares, con la presencia más o menos cercana de adultos.

Que los preadolescentes y adolescentes se ahogan en general en aguas oscuras en movimiento (incluso algunos que nadan de manera aceptable).

Que las causas primarias y generales de los ahogamientos son el incumplimiento parcial y, a veces, casi total de las pautas de seguridad.

Que el síndrome de casi ahogamiento es una patología con alta morbimortalidad;

Que es la tercera causa accidental de muerte para todas las edades pediátricas y la segunda en el grupo etario de 1-4 años, según casuísticas de Australia, Finlandia y el Reino Unido.

Que el ahogamiento representa en la Argentina una de las primeras causas de muerte en niños de 1 a 3 años (69 de los 77 casos), y se considera el grupo de mayor riesgo y más vulnerable a los niños desde que empiezan a caminar o movilizarse por sí mismos (12 meses de vida, aproximados) hasta los 5 años. No obstante, los especialistas coinciden en que existe un importante sub registro o registro inexacto de casos, y que la cantidad de muertes por ahogos podría ser mayor.

Que se define como ahogamiento por sumersión a la muerte ocurrida dentro de las primeras 24 hs. Del episodio de sumersión, mientras que casi ahogamiento engloba a las víctimas que sobreviven al menos 24 hs.

Que la tasa de distribución etaria se agrupa en: menores de 4 años (quienes con frecuencia sufren accidentes en piscinas domiciliarias) y adolescentes (grupo minoritario, cuyos accidentes se producen en ríos y otros espejos de agua naturales).

Que los varones de 0-4 años constituyen la franja etaria más afectada, con una tasa de 3,6/100.000 niños sanos de esa edad.

Que las revisiones sobre el tema puntualizan que los niños menores de 15 meses se ahogan en baldes y bañaderas, los mayores de 15 meses y hasta los 4-5 años, en piscinas privadas, en tanto que en lagos, ríos y lugares públicos son víctimas los adolescentes.

Que la falta de supervisión de los niños, en el ámbito de las piscinas, posee una fuerte correlación con los episodios.

Que las medidas de prevención, el tiempo de rescate en el lugar del hecho y la educación en reanimación cardiopulmonar (RCP) a padres y familiares son los factores fundamentales para reducir el número de personas en riesgo y mejorar la supervivencia, como así también para lograr una buena recuperación neurológica.

Que la Sociedad Argentina de Pediatría entidad señera en la generación de consensos y propuestas para la salud de la población infantil en junio del 2009, a través de la Subcomisión de Prevención de Accidentes publicó en los Archivos Argentinos de Pediatría el Consenso Nacional de Prevención del Ahogamiento donde describe en forma detallada las acciones de prevención en aguas claras sin movimiento así como aguas oscuras en movimientos, que pueden ser las herramientas con las que, a través de una correcta difusión permitan reducir el número de defunciones.

Que, en mayo de 2017, la OMS publicó “Prevención de los ahogamientos”: una guía de aplicación se basa en el Informe mundial sobre ahogamientos y ofrece orientaciones concretas sobre el modo de llevar a cabo intervenciones destinadas a prevenir los ahogamientos.

Que la desinformación, la falta de ejemplo, factores de riesgo evidente y harto conocidos pero no controlados y a veces un despreocupado “optimismo” evaluatorio, son el escenario de esta realidad.

Que revertir esta situación es una tarea de la familia y la comunidad toda y para ello se hace necesaria e imperiosa la información.