Por ríos y lagos vivos y sin represas ni contaminación, por nuestros glaciares y humedales, por los bosques nativos y diversos, por un mar libre de petroleras y fracking, por el control de los efluentes industriales, para que paren de fumigarnos, de manipular nuestras semillas y dinamitar nuestras montañas.
Porque no aceptamos el sacrificio de nuestras aguas para sostener un modelo productivo de acumulación y despojo, impuesto además para pagar una deuda ilegal, ilegítima y odiosa, esta semana gritamos:
¡LA DEUDA ES CON LOS PUEBLOS Y LA NATURALEZA!