

El 8 de marzo es un día de lucha las de mujeres trabajadoras. Nuestra ciudad inició su historia de huelgas en 1894 cuando en el taller de los Liberti, las obreras mimbreras realizaron un paro por las condiciones de trabajo a las que eran sometidas.
El concepto de la mujer explotada por partida doble, por su marido en la casa y por su patrón en la fábrica, ya era conocido por las obreras que leían en los periódicos socialistas y anarquistas sobre la lucha de las mujeres.
Por esos años nace el primer periódico anarco feminista llamado La Voz de la mujer. Una de sus mejores plumas, y representativa de la lucha obrera feminista fue Juana Rouco Buela. Juana estuvo organizando a las mujeres de Berazategui, como lo recuerda en sus memorias:
“… en 1917 se realizó una huelga en la industria del vidrio, a la que fui mandada como delegada de la FORA para orientar y colaborar, que fue muy numeroso y en el que había muchas mujeres”.
Esta memoria de lucha es una constancia de la efervescencia de las mujeres obreras de nuestra localidad, dispuestas a organizarse para avanzar en la conquista de derechos que aun cuesta hacer valer.
La lucha por los derechos de las mujeres continuó en figuras como Julieta Lanteri, que vivió en Berazategui e impulsó el voto femenino; aunque hay figuras igual de rebeldes contra el sistema patriarcal en esos años, menos conocidas, como Ernesta Calegaris trabajadora de Rigolleau, quien entró a la oficina de su patrón para exigir herramientas de trabajo en condiciones. Eso le valió una suspensión por varias semanas con el costo que significaba para una madre que mantenía el hogar con ese trabajo.
Las maestras constituyen otro espacio con enorme cantidad de trabajadoras. En esa transformación de la educación, donde pasan de apóstoles a trabajadores, las mujeres organizaron el primer gremio docente local, el Asociación de Educadores de Berazategui (AEB) cuya inicial secretaria general fue Hilda Iglesias (foto destacada).





Con el terrorismo de Estado en nuestra localidad, el gremio sufrió la desaparición de siete compañeras: Blanca Ortiz de Murúa, Iris García, Lucía Swica, Adriana Barcia, Cristina Moralejo, Mónica Quinteros y Elsa Noemí López Mateo.

De nueve docentes desaparecidos, siete son mujeres; Elsa López fue fundadora de la CTERA.
Con estos párrafos queremos a homenajear a las trabajadoras del distrito.

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