
Carolina Albarracín / La Cultura y su Gente
Villa España suele parecer territorio de nadie. Además de acontecer regulares accidentes sobre Av. 24 y 150, es muy normal ver todos los fines de semana cómo se acerca hasta el cesto de basura de la Escuela 1 un señor gordito en una Zanella roja que deposita los restos de su basura que, como puede observarse, derivan de una granja o carnicería. Restos de pollo, aserrín y demás son arrojados por este individuo al cesto de la escuela, que luego de un rato, y con ayuda de otros ilustres visitantes que llegan a revisar lo que les sirve para llevarse, terminan dejando un basural en el piso para que se hagan un festín los perros y generar un foco de infección.

Tómese en cuenta que en pleno invierno estos desechos desprenden un olor nauseabundo; si a esto le sumamos que algún vecino se apropia del sesto como si fuera de uso público, arrojando sus bolsas dentro de él, su resultado es de lo peor.
Como ahí no queda la cosa, agréguele a esto que la vereda del colegio está siempre mugrienta, pues el portero del colegio no es muy amigo de la escoba pero sí del pucho que, con asiduidad, se lo ve portando en la vereda mientras hace… nada, y hasta la suerte tiene que a veces pasan las chicas que cobran Planes y le barren la vereda. ¿Qué podemos hacer?
La Policía del barrio parece que está sólo para cortar el tránsito. Por lo general, se los ve con el patrullero parados en la vereda de la vieja estación de servicio parando a los automovilistas que llegan por la 149 en dirección a la 24. No se ocupan de ver donde deben.
Nuestro hermoso barrio se cubre de basura por todos lados. Esto es un desastre que puede evitarse… si los que deben se ponen las pilas.
