Lo despiden en Cochería Sur, de Mitre entre 22 y 23, hasta las 14.
Hugo Córdoba supo ser boxeador, peleó contra Andrés Selpa, es un destacado vecino del barrio San Francisco. Uno de sus hermanos, Bernardo, fue concejal del PJ. Su hija Valeria trabajó muchos años en la Municipalidad hasta hace un par de décadas. Son una familia muy conocida en el distrito debido al tiempo de militancia social que han tenido.
Vivía en 146 entre 23 y 24 con Amanda, su mujer y sostén, de enorme fortaleza de espíritu a pesar de su delgadez, a quien Hugo amaba y todos respetábamos. Había tenido cuatro hijos, Víctor, Rodrigo, Eduardo y Valeria.
El mes pasado, Hugo sufrió un preinfarto. Hizo una consulta médica por su dolor en el pecho pero quien lo oyó minimizó el caso y quiso resolverlo con un medicamento. Los dolores continuaron y dos días después se desmayó.
Estuvo internado un par de semanas en el Sanatorio Urquiza de Quilmes Oeste hasta el fin de semana largo del 12 de octubre.
«IOMA tardó veinte días en conseguir una derivación, dijeron que no lo aceptaban en ningún sanatorio debido a su sobrepeso», comentaron entre los parientes.
A partir del martes 11 consiguió turno para ser sometido a una intervención en La Plata.
El jueves 13 «le hicieron la angioplastía pero no pudieron arreglar del todo su problema. En unos días le van a hacer otra», confirmaron fuentes familiares.
El 14 fue trasladado al hospital Sudamericano de la capital provincial.
A última hora de este martes 25, su nuera Natalia Carolina confirmó el deceso.
Un hombre valiente
Nacido el 29 de noviembre de 1942, tenía 12 años cuando, trepado a un camión en Rigolleau, terminó cerca de Plaza de Mayo el 16 de junio del bombardeo del ’55.
Luego de los 18 años de exilio de Perón, con el retorno de junio de 1973, estaba en su casa cuando le acercaron una de las bolsas de lona que Alberto Brito Lima había bajado en calle 3 y San Martín. Hugo la escondió en una cocina a leña, pero no tardó en devolverla cuando cayó en la cuenta de que era lo que usarían para perpetrar algo pesado, que la historia recogería como La Masacre de Ezeiza. Pese a su lealtad, a Hugo no le gustaba el Comando de Organización.
Lo conocí en 1995, año de la reelección de Carlos Menem, y entrevisté porque me dieron el dato de que se había enfrentado al peor patotero de la Municipalidad. Por entonces, Córdoba militaba en la interna del PJ para Juan Merodo, a quien luego mandaron a asesinar.
He aquí el texto que armé con su relato y otro testimonio, publicado en forma clandestina en el capítulo MAFIA, que concebí para mi primer libro, LEÑA, y que debí editar en papel prensa hacia mayo de 1995:
Quienes supimos distinguir en sus ojos vivaces a una persona con entereza y valores, despedimos a un buen hombre, de una estirpe de la que ya no quedan.
Buenos días soy hijo de Hugo huguito como lo conocen todos en berazategui
Quería agradecer a todos los que se preocupan por mi papá y como gran luchador que es la esta peleando grasias de todo corazón
Fui a visitarlo en el Sanatorio Urquiza el lunes 10. Nos despedimos con risas. Su última preocupación fue la salud de otro:
-¿Viste que está jodido Jorge? Parece que lo operan.
Se refería a Jorge Leal, a quien oía en FM Cristal. A veces lo llamaba para salir al aire.
Hasta en sus últimas estaba preocupado por los demás. Así era Hugo.
Siempre ayudaba. Era capaz de gestos muy nobles. Tienen razón, ya no hay gente como él.
Un grande. Lo lamentamos mucho
Es la ley de la vida, pero no deja de doler.
Me enteré por esta web de que estaba enfermo. Varios periodistas lo querían y lo respetaban. Se llevó lo mejor de todos.
Shoqueado, gracias por compartir la mala nueva, fue mi angel de la guarda toda mi vida, hasta ml saluda del pais, cuando regresaba de vacaciones, iba a visitarlo con facturas y preparaba unos buenos mates, y planificaba preparar un buen lechon, EL CATANGO, Amigazo, Q.D.E.P.