
En 2015, una investigación sobre la construcción de barrios cerrados en humedales quedó archivada. Hoy, en un contexto donde el avance inmobiliario sigue generando controversia, aquel trabajo resurge para el debate.
Por Diana Leonor Di Stefano
En diciembre de 2015, era estudiante de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (UNLP) cuando investigué a los “okupas VIP”: emprendimientos inmobiliarios construidos sobre humedales y reservas naturales. Bajo ese concepto, en un suplemento especial abordé la problemática que avanzaba sobre la ribera de Hudson, alterando el ecosistema y generando conflictos ambientales y sociales. El material no llegó a publicarse. En 2018, emigré a España, aunque viajaba con frecuencia a mi Berazategui natal. El avance inmobiliario en territorios frágiles no sólo no se detuvo, sino que se intensificó.
Uno de los testimonios clave del suplemento fue el del periodista Alberto Moya, quien escribía en Página/12 y Veintitrés, y que ahora forma parte de El Cohete a la Luna. En la entrevista, Moya habló sobre su libro «… Y después la gente va y lo vota«; advirtió sobre las consecuencias de construir sobre humedales sin planificación y destacó cómo la elevación artificial del terreno en los barrios cerrados podía provocar inundaciones en barrios vecinos, una problemática que persiste.
Por primera vez, aquel suplemento ve la luz. A través de sus páginas, el debate sobre la urbanización en humedales resurge: ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con este modelo de desarrollo? ¿Es posible un equilibrio entre crecimiento urbano y preservación ambiental? A una década, la historia no terminó de escribirse.