Foto: La compañera de Labolita, Gladys, con miembros del Encuentro por la Memoria, Verdad y Justicia de Berazategui
Un represor condenado tenía 23 armas en su casa.
Por la desaparición de Carlos Chiche Labolita, de Berazategui, secuestrado el 25 de abril de 1976, ha sido condenado a 15 años de prisión el coronel Alejandro Duret, ex oficial de Inteligencia del Grupo de Artillería Blindado 1 de Azul. Acaban de encontrarle un arsenal en la casa, por lo que detuvieron a su esposa, ya que Duret permanece en la cárcel, donde enfrenta un proceso por la desaparición de dos conscriptos en la sub zona militar 12 de esta provincia.
La Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC) habían notado que tenía vencida su licencia para la tenencia de armas nueve años atrás. Fueron a la casa e intentaron una inspección que no les fue permitida.
La Fiscalía Contravencional y de Faltas 4, a cargo del fiscal Mauro Tereszko, ordenó un procedimiento a la División Investigaciones Especiales de la Policía de la Ciudad en el domicilio de Bulnes al 2700, Palermo.
Allí, hace horas, secuestraron 10 armas largas (escopetas de repetición y fusiles de guerra), cinco revólveres y ocho pistolas, de distintos calibres.
Por el hallazgo de las armas en situación irregular fue imputado un hijo homónimo de Duret, de 42 años, de viaje por España, mientras que Victoria del Carmen Velasco (71), esposa del represor, fue arrestada.
La historia de Labolita
Por Ilda Bustos
“Mientras la mayoría de sus compañeros de curso del bachillerato ojeaban Patoruzito o El Gráfico, él leía revistas como Primera Plana, Crisis, y un libro tras otro”, recuerda su amigo Roberto Bardini. Labolita, tenía 23 años, un trabajo fabril en Berazategui, estudiaba Sociología y militaba en el peronismo montonero adonde había llegado luego de actuar por mucho tiempo en la Juventud Universitaria Peronista (JUP).
El 25 de abril de 1976 fue secuestrado por un grupo militar al mando del represor y capitán del Ejército Alejandro Duret, al cual sus subordinados le decían El Perro. Para el 1° de mayo, lo trasladaron en dos autos sin chapa identificatoria, a la casa de sus padres en la localidad de Las Flores, provincia de Buenos Aires, en un estado calamitoso: esposado, encapuchado, descalzo y con signos visibles de haber sido torturado. (Se supo que lo picanearon durante cinco días seguidos). Como llegó se lo llevaron y nunca más se supo de su existencia. Su padre, profesor de filosofía y militante gremial, fue detenido el 24 de marzo de 1976, el día del golpe, estuvo encerrado sin causa justificativa durante cuatro años.
El 13 de diciembre de 2004, Néstor Kirchner encabezó un homenaje a Labolita en su ciudad natal de Las Flores. Habían sido amigos de militancia y de estudiantina en la ciudad de La Plata. Allí dijo el presidente: “Este es un reconocimiento del Estado argentino a los hijos e hijas que tendrían que estar acá” y aclaró que él –desde su cargo de Presidente de la República– lucha “por la justicia y reconocimiento, para que no haya impunidad”.
En consonancia con estos dichos, el juez federal Juan José Comparato, en diciembre de 2005, detuvo a los militares Alejandro Guillermo Duret (coronel en actividad) y al general retirado Pedro Pablo Mansilla, dictándoles la prisión preventiva. La presidente Cristina Fernández tuvo un gran aprecio por Labolita y lo reconoció en un reportaje que le hizo Daniel Filmus:
“Algunas personas eran muy valiosas. Recuerdo a Carlos Labolita, una persona muy amiga, muy querida, que antes de desaparecer en el ’76, nos regaló, a Néstor y a mí, un libro a cada uno: La condición humana, de André Malroux, y Megafón o la guerra, de Leopoldo Marechal. Todavía los tengo”.