GALLESE, EL MAS BUENO DE NUESTROS LUCHADORES

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Angel Gallese, el más bueno de los luchadores del campo popular en Berazategui, murió el 29 de mayo de 2016, cuando fue publicada esta nota. El 9 de febrero hubiese cumplido años.

Del Anuario La Guillotina, 2016.

¿Alguien creería que Angel, a quien un periodista apodó “El Che Gallese”, era hijo de un facho? La confusión puede surgir de la participación forzada en las milicias de Mussolini, pero sobre ése y otros episodios de una vida excepcional hablamos con Angel durante las entrevistas que mantuvimos cuando el final aparecía inexorable debido a un cáncer que, en mayo del 2015, no le deparaba más que un par de meses de vida. Aguantó un año hasta festejarle el aniversario al diagnóstico, como última burla a la ciencia en la que creía menos que en la virgen a la que vio dos veces, según me contó entre lágrimas.

Bajo una lluvia que toda la noche acompañó el velatorio, una mañana de domingo le llevamos hasta el cementerio para despedir al hijo de José Gallese, un italiano que peleó en la Segunda Guerra Mundial enrolado a la fuerza en las tropas fascistas de Benito Mussolini, por lo que estuvo preso cinco años en Gran Bretaña, donde le daban de comer 100 gramos de picadillo y un pan miñón al día, régimen que lo dejó en apenas 42 kilos.

Con Nicolasa Riccione, en 1949, José tuvo a su hija Ana María, que nació con una seria discapacidad, ya en Italia. También allí quedó preso entre 1950-53. Fueron años de hambre, en que los familiares compartían las casas y se ayudaban a criar a los chicos de quienes debían salir a buscar sustento. En esas cercanías apretadas por el estrago, se formaban parejas entre los más cercanos, como un tío de Angel que se casó con la prima de su mamá.

Don José vino a “hacer la América”, seguido después por su mujer e hija. Empezó por alquilar en la vieja calle 45 de Berazategui, con otros pares: A uno no le gustó y se fue a EE.UU.; otro eligió un país más cercano. En la Argentina de Juan Perón, con un plan del Banco Hipotecario, hicieron dos casas unidas en lo que hoy es la calle 141.

En los últimos meses de aquel periodo en el que se sentía tan cómodo, nació Angel Nicolás, el 9 de febrero de 1955. De chico, fue atropellado por un auto: Nada grave, era un Ford T, liviano y de poca velocidad, que sólo le pisó un pie pero acrecentó la angustia y los temores de su madre que sufría al mandarlo a la cercana escuela 5, frente a la estación de tren.

El Poli

Aplicado, irá a cursar en el Politécnico, el colegio financiado por las fábricas de la zona, aunque el ideal de sus docentes era “hacer el bien a la comunidad”. Con esa impronta regresará allí para ser docente durante 31 años. Por entonces, formó parte de su tercera generación; llegó a ser escolta y fue becado en el final para recibir la última tanda de pasantías. Ir como becario le representaba cobrar medio sueldo.

En esas condiciones trabajó seis meses en Seguridad Industrial de Rigolleau; ocupado de la “protección obrera”, diseñó y aplicó un amortiguador para los conductores de vehículos de carga Sampi, que sufrían continuos dolores de cintura. Corría 1974 y trabajaba frente a la oficina de Rodolfo Sánchez Moreno, quien luego fuera baleado en la cara por la guerrilla.

Los ’70

Ayudó a su papá en el almacén que puso entre calles 13 y 14, por donde iba Ricardo Cenzabelo, compañero de secundaria que pasaba a dejarle, a escondidas, revistas del ERP que Angel le vendía a los clientes de confianza hasta que se negó a continuar después de que la guerrilla comenzara a matar a uniformados en forma arbitraria.

Por entonces, se definía “ateo”, quizás asqueado con el sacerdote L, capellán de la presidente Isabelita, que en la parroquia Santa Cecilia, de 14 y 136 -donde el catecismo se instruía con puntero y en cuyo coro Angel cantaba-, el cura buscaba afecto en los adolescentes varones. Se fue a La Plata a estudiar Psicología, seis meses. En Humanidades vio el accionar de la Policía represora y el de bandas de ultraderecha como CNU y CdeO.

Buscó un empleo cerca de su casa, en Candamio, una fresadora metalúrgica (por 11 y 142), donde trabajó otro medio año. Después hizo changas con carteles luminosos.

Pronto debió cumplir con el servicio militar obligatorio, donde fue aspirante a oficial de reserva y practicó tres meses con la artillería antiaérea. Quien fuera su jefe de compañía matará de un disparo a alguien del ERP delante de Rigolleau. El mismo destino correrá Cenzabelo.

Obtendrá permiso para salir a casarse cuando, en 1976, Liliana Collet quede embarazada.

Su primogénita Tatiana nació el 11 de enero de 1977, cada dos años seguida por Elian, Daiana, Nazaret y Graciana. “Con mis hijos, vi otra cosa; aprendí mucho. Y una de ellas me llevó a las Constelaciones, que tanto me ayudaron a entender”. En muchas de esas introspecciones de la vida adulta, Angel buceará en temas como la culpa inconsciente que lo llevaron a ahondar el camino autodestructivo del tabaquismo.

Con la flamante responsabilidad de la paternidad, se hacía necesario un nuevo trabajo. Entró al frigorífico SUBPGA, donde estará en el Laboratorio para control de calidad de carnes, con el doble de sueldo y con un jefe bueno, no como el gerente Llorenteque entregó personal”; la mitad del cual fue despedido en una de las cíclicas crisis del rubro y que lo dejó sin empleo en el cuarto año.

Con la mitad de la indemnización pagó lo que debía de la casa y, con un compañero que lavaba roldanas, se fueron a vender sus servicios a otros frigoríficos. Desde entonces, le quedaron clientes durante 35 años. Fue su última sociedad antes de largarse por su cuenta, aunque perduró la amistad con Néstor, su ex socio.

La democracia

Con Jorge Vera y Juan Carlos Azzarita, ediles (mc) del Partido Intransigente. Archivo La Guillotina.

Su primer opción partidaria fue la Democracia Cristiana; pronto conocería a Luis Farinello, presentado por uno de sus compadres, un ex preso por haber sido delegado en la fábrica de termotanques SAIAR. En el ‘83 votó a Raúl Alfonsín y a concejales del Partido Intransigente (PI).

Rita Paruolo y Farinello: «Gallese fue siempre mi mejor concejal». Archivo La Guillotina.

En el ‘89, a la izquierda. En el ‘93, a Pino Solanas. Al año siguiente ya participaba de la vecinalista Unión para la Participación Popular (UPaP) con el futuro diputado Hugo Guerrieri a quien habrá de disputarle la conducción que Angel le ganará a Héctor ‘Chichola’ Moreyra.

La jura como concejal, en 2001. Foto: Juan Cáceres.

Con Farinello se postularon en la crítica elección del 2001, encabezó su lista y desde esa banca llevó adelante una de las más notorias batallas del campo popular contra la corrupción, como el caso del Arrepentido, Rubén Aicardi, y a favor de los reclamos vecinales, como la resistencia a la cancerígena subestación Rigolleau.

Las principales alternativas de esas luchas fueron compendiadas en mi libro con la biografía crítica de JJ Mussi.

Con Cáceres, Vilma Ripoll y Mario Mazzitelli, del Partido Socialista Auténtico (PSA).

Angel fue el principal dolor de cabeza del patrón de Berazategui que debió asistir a un hecho inédito propiciado por ese solitario concejal idealista: que todo su gabinete municipal, ediles incluidos, desfilaran por los estrados judiciales. Viví esa epopeya desde dentro porque fui el periodista a quien eligió para la primicia y para pedir que diseñara una estrategia de comunicación.

Cáceres, Gallese y la abogada Mónica Frade. Archivo La Guillotina.

Además del grupo de cuatro periodistas que conformé, trabajamos con Juan Carlos Cáceres y la abogada Mónica Frade, cuyos ojos enrojecidos desbordaban llanto confundido con la lluvia de ese domingo de 2016.

Desde el Proyecto Sur, con Mario Cafiero y Mario Mazzitelli. Archivo La Guillotina 29 de julio de 2011.

Su credo

Los amigos de Angel ya han recordado en las redes su bonhomía, compromiso y ayuda a los más pobres que llevó a donar su sueldo a la cuenta corriente que abrió en una farmacia para los más necesitados.

En una de esas visitas, apareció una anciana bajita a pedir plata para el boleto de regreso a su provincia. Angel fue el único que le creyó y le dio el dinero, nervioso, porque creía ver en ella a una vieja conocida, de aparición inverosímil. Al rato, empleados municipales subieron a preguntarle de dónde la conocía. “Se desmayó en la planta baja -le informaron- después de recuperada, debimos darle algo de comer”.

Angel había visto en ella un mensaje porque creía saber quién era. Se trataba de “la misma anciana que me apareció en México, entre la gente, cuando visité a la virgen de Guadalupe. Estaba poniéndome a prueba”, me contó, emocionado. Todo eso y mucho más durante sus cuatro años de mandato lo vivió con un acompañamiento extra: la foto de Cenzabelo, su amigo desaparecido, que permaneció en su despacho y aún está en la esquina de un portarretrato en su casa.

Su pueblo

En busca de sus orígenes fue en 2009 a Italia, al pueblo de los Furci, provincia de Chieti, en Abruzzo, a unos 200 km de Roma. En su cementerio halló a una sola Gallese, así supo que el apellido no era oriundo de allí; viene de tribus galesas que dieron origen al Reino Unido. Supo más acerca de la familia materna; de las angustias de la separación en pos de enviar a una hija a estas tierras, desconocidas, más que por la esperanzada propaganda.

Se enteró también de la existencia de un primo lejano, Riccione, el apellido materno, quien estuvo en las Brigada Rojas y le dio un mensaje para la experiencia argentina: “Hicimos lo que pudimos con lo que teníamos en ese momento”.

El hombre

Aprovechó el viaje y trajo dos litros de aceite de neem, con lo que desarrolló un producto natural que combatiese los mosquitos transmisores del dengue y otras enfermedades. Siempre pensando en la vida; cuidando de su hermana, mucho más cuando quedó sin padres; repartiendo tiempo entre sus cinco hijos, su mujer, el trabajo, la militancia social y, por si fuera poco, veló por Hegel, el perro san bernardo que arrastraba la mitad posterior del cuerpo y necesitaba de su especial atención.

Con Gustavo González, quien prestó la biblioteca de AdEU para filmar una larga entrevista, en lo que sería su último documento político.

Las atenciones pasaron a ser para él a partir del 7 de mayo de 2015, cuando le diagnosticaron un par de meses de vida. Planeó entonces llegar al año y regresar a México a agradecerle a la virgen. El 8 de mayo de 2016, sus hijos le dieron la fiesta que esperaba tanto como necesitaba, con sus más íntimos, para celebrar esa proeza de la voluntad y el cuidado.

El 8 de mayo de 2016, sus hijos le dieron la fiesta que esperaba y necesitaba.

Durante estos doce meses, le habíamos acompañado con entrevistas, filmaciones para documentales, agasajos, visitas y anécdotas graciosas, como la de la cantidad de almejas recolectadas en sus vacaciones en Uruguay y Brasil, u otras que pudieron salir peor, como cuando desbarrancaron con el auto por una ladera mientras Angel contenía los gritos de los chicos.

Daniel Martínez (UCR) pasó a ser de la familia, el político más cercano en los últimos tramos.

La inhumación

Todos ellos y muchísimos más, políticos, militantes de derechos humanos o vecinos anónimos llenamos la capilla de un cementerio en J.M. Gutiérrez. Luego caminamos hasta el sector C, donde fue inhumado junto a miembros de la familia Izquierdo, un detalle que me fue señalado por José Luis Rodríguez, otro amigo conmilitón de Gallese en la Agrupación Hombre Nuevo.

La hermana, acercada en un vehículo eléctrico de la firma, caminó con ayuda hasta el borde de la tumba para depositar unas flores blancas y amarillas sobre el féretro mientras los demás arrojaban pétalos rojos. Lloró apoyada en la axila de un joven. La última de su generación familiar quedaba sola.

Mientras los dos hijos quedaron en una segunda línea, las hijas fueron agachándose, a dejar un beso sobre la tapa verde que quedó sobre la tumba a la espera de que los sepultureros terminasen su labor cuando amainara la lluvia.

Esperé a que cada uno se retirase del campo. Me quedé a dedicarle unas últimas palabras cuando las espaldas de todos garantizaron una ceremonia más privada aún. Pude entonces despedir a mi amigo en voz alta:

Escribiré tu historia, Angel. Y todos la leerán”.


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El libro de Moya sobre Mussi

34 Respuestas a “GALLESE, EL MAS BUENO DE NUESTROS LUCHADORES”

  1. Querido Alberto. Leer la nota de tu autoría, de Angelito, fue como sentir que…por un momento, lo.habías traído entre nosotros. Era el.mejor.de todos y siento su vacío, como el.día de su vuelo. Un vuelo que debe haber sido tan alto, como su grandeza. Gracias…

  2. Sin dudas un ser íntegro, bueno, confiable. Lo conocí en un Congreso del Partido Socialista Auténtico en Rosario. Sus estudios sobre el neem nos tuvo entretenidos todo el viaje de ida. Los dos compartimos la gran amistad de la Diputada Mónica Frade, agradezco que la vida me haya dejado conocer a estas dos personas únicas.

  3. Su lucha y su propósito fue transitar en el camino de la construcción de lo que se denominó el ‘Hombre Nuevo’. Y sin darse cuenta, -con sus errores y sus aciertos- se estaba construyendo a sí mismo. Ángel es, sin lugar a dudas, un EJEMPLO de honestidad y conducta intachable. Tal vez, en otros tiempos, cuando decante su tarea en el tamiz de la historia, con otros hombres y mujeres rigiendo los destinos del distrito, alguna calle será distinguida con su nombre, o algún busto con su retrato acompañará el arbolado de alguna plaza. Más temprano que tarde, Gallese como otros ciudadanos, recibirán su verdadero reconocimiento. Mientas tanto, lo mantendremos vivo en nuestra memoria.

          1. Absolutamente, por eso somos fiscales de las mentiras de Menem y de Macri….» si hubiera dicho lo que pensaba hacer no me hubieran votado…»

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