Los fiscales generales protagonizaron un escándalo a gritos, porque no se ponían de acuerdo respecto de qué hacer con las boletas faltantes. Las que no estaban en algunos cuartos oscuros eran, las de Florencia Pecora que va en una de las internas de Florencio Randazzo y las de Jorge Altamira que va con boleta corta como candidato a diputado nacional.
Un fiscal general le pidió permiso a la presidente de mesa para sacar boletas del cuarto que sí tenía y con ellas reponer en los dos donde faltaban. Esto, que era tradicional años atrás, no es sabido por las jóvenes generaciones que contribuyen a fiscalizar con su mejor ánimo y con acuerdo previo.
A partir de ese desconocimiento, en el que todos gritan porque creen conocer la ley a partir de lo que les enseñaron en un curso partidario, es que no se ponían de acuerdo si eso era posible.
La situación se saldó cuando la directora de la escuela avisó que tenía una «bolsa de contingencia», donde están las boletas de todos los partidos que posibilita que sean usadas en el caso de que falten en algún cuarto y no haya fiscales generales.
En efecto ahí había boletas de Pecora que fueron repuestas, pero no había de Jorge Altamira que no sólo es un partido chico, sino que va solo con su candidatura, no cuenta con fiscales en todos los colegios y el Frente de Izquierda que tiene interna con dos boletas completas tiene interés en dejarlo afuera de la contienda.
Si bien algunos fiscales mussistas amenazaron con hacer intervenir a la fuerza de prefectura o llamar abogados para labrar actas, el caso hasta hora no pasó a mayores y es muy posible que no hagan nada habida de cuenta de que el fiscal general que señalaba el faltante de boletas tenía razón.
Alberto Moya siempre fue solidario con los partidos chicos que no contamos con fiscales en todas las escuelas. Agradecemos su gesto democrático.