Una charla abierta al público sobre alcoholismo tendrá lugar este domingo 26 en la Iglesia San Cayetano, calle 151 entre 6 y 7, desde las 11.30, con un programa que se reproduce en el volante al pie.
Un artículo hizo conocer a AA
El 1 de marzo de 1941, The Saturday Evening Post publicó “Alcohólicos Anónimos: los esclavos de la bebida liberados ahora liberan a otros”, escrito por Jack Alexander. El artículo fue un acontecimiento decisivo en la historia de AA.
El dueño de The Saturday Evening Post, Judge Curtis Bok, se había enterado de la existencia de A.A. por dos amigos. Tuvo interés en que el Post contara la historia de la organización y llamó a un conocido periodista para hacerlo.
Bill W., cofundador de Alcohólicos Anónimos, deseoso de dar a conocer el mensaje, se reunió con Alexander, le dio acceso a los documentos de AA, le ofreció un recorrido por los lugares de interés y concertó entrevistas con los custodios no alcohólicos de la Junta de Servicios Generales y con los custodios miembros.
La correspondencia que mantuvieron Alexander y Bill W. da muestra de la expectativa previa a la publicación. El 4 de enero de 1941, Alexander escribió a Bill W. y le envió el manuscrito. El 6 de enero, Bill le contestó:
Me gustaría expresarte el sentimiento de gratitud que cada uno de nosotros siente por ti y por el Saturday Post por lo que está a punto de ocurrir. No te puedes imaginar el alivio directo de tanto sufrimiento que llegará a su fin gracias a tu pluma y tus buenos editores. Por muchos días los A.A. brindaremos por ti – ¡con gaseosa, claro!
Después de la publicación del 1 de marzo de 1941, empezaron a afluir las solicitudes de información, lo que mantuvo muy ocupado al exiguo personal de la “Sede de A.A.”, la precursora de la Oficina de Servicios Generales. El 12 de marzo, Ruth Hock, primera secretaria no alcohólica de A.A., escribió al Dr. Bob, cofundador de A.A., para ponerle al día de lo que ocurría en Nueva York. Le dijo que la oficina había recibido una avalancha de solicitudes de información, 918 en doce días a consecuencia del artículo.
Las oficinas de The Saturday Evening Post también recibieron una gran cantidad de solicitudes de información. Un boletín del Post del 26 de marzo de 1941 refleja la fuerza del artículo.
Después de la publicación, la oficina del Post recibió una cantidad excepcional de correo de lectores, en su mayor parte preguntando cómo se podía establecer contacto con los grupos que trabajaban en diversas ciudades. Hubo varias llamadas para solicitar información sobre organizaciones locales de este poco común grupo.
Ocho años después del artículo, Bill W. escribió el 8 de junio de 1949 a Alexander, interesado en un artículo de seguimiento:
Si pudieras dedicarme un poco de tu tiempo, me gustaría ir a Philadelphia para verte. Hace ocho años el Saturday Evening Post sacó a AA de su etapa pionera y lo convirtió en un movimiento. Innumerables miles de personas deben su buena suerte, de hecho sus vidas, a lo que el Post hizo por ellas. Seguimos enviando por correo grandes cantidades de reimpresiones de tu artículo. Hoy día, AA rara vez pide publicidad. Supongo que la seguimos recibiendo en grandes cantidades debido en parte a esa razón. Pero ha llegado el momento en que se debe hacer una excepción.
El motivo de esta carta es que me gustaría pedirles un favor. Podrían publicar otro artículo acerca de nosotros. El público sólo tiene una vaga idea de cómo es nuestra sociedad. Creo que estarían interesados en verla por dentro. Desde nuestra perspectiva, se tiene que hacer un trabajo vital. Ahora que la fórmula de la recuperación está al descubierto y dando resultados a un ritmo prodigioso, nuestro problema principal es mantener nuestra unidad como movimiento hasta que todos los borrachos del mundo hayan podido considerar la idea. Entonces, si el hombre de la calle puede ver cómo es por dentro nuestra comunidad, y pudiera resultar bien claro para él lo bueno que los A.A. hacen y lo que no hacen en sus relaciones unos con otros y con el mundo exterior, el Saturday Evening Post habría sacado una póliza de seguros a favor de nuestro futuro, cuyo valor nadie podría calcular.
El 9 de junio, Jack Alexander contestó que siempre había pensado en escribir un artículo de seguimiento. También le parece que hay algún problema con la idea:
No veo que haya suficiente material para justificar echarle otro vistazo. Es cierto que el número de miembros de A.A. ha crecido, pero eso en sí mismo no es sino un dato estadístico. La historia básica ––la psicología de los bebedores, cómo A.A. funciona para ellos, los pasos para detener el hábito–– sigue sin cambiar; o al menos así me parece.
El 13 de diciembre de 1949, Bill W. le respondió describiendo los momentos decisivos del movimiento de A.A. entre los que se incluían la decisión de abandonar el Grupo Oxford, el hecho de que Rockefeller insistiera en que no necesitaban dinero, la formación de la Fundación Alcohólica y la composición de los dos primeros capítulos del Libro Grande.
En los meses siguientes Bill W. y Alexander mantuvieron correspondencia acerca de las correcciones que creían necesarias en el artículo. Ocho meses después, el artículo “El mejor amigo del borracho” fue publicado el 1 de abril de 1950.
Tuvo un gran éxito, tal como el anterior. El 22 de abril de 1950, Bill W. escribió a Ben Bibbs, editor de The Saturday Evening Post, para elogiar los artículos:
Jack Alexander, en su reciente artículo, ha vuelto a conseguirlos. Los Alcohólicos Anónimos queremos expresar lo agradecidos que cada uno se siente por este feliz acontecimiento. No es una exageración decir que el artículo de hace nueve años puso la recuperación al alcance de 10.000 alcohólicos y llevó una gran felicidad a otros tantos hogares. Ya que la impresión causada al público por este último artículo de Jack no ha podido ser mejor, no tenemos ninguna duda de que conseguirá un buen resultado. Sabemos que todo el mundo llegará un día a estar de acuerdo en que estos dos artículos de Jack acerca de A.A. deben ser considerados como el mejor servicio público que el Saturday Evening Post haya hecho jamás. Y eso es decir muchísimo.
Cuando Alexander falleció en 1975, el obituario del periódico West Texas Register le atribuyó el mérito de ser el periodista que convirtió a “Alcohólicos Anónimos en una importante organización por medio de los artículos que escribió acerca de su trabajo”. Hoy día, los Archivos Históricos de la Oficina de Servicios Generales siguen recibiendo peticiones de copias de los dos artículos.
Gracias
Hay que apoyarles.
Muchas gracias.