«Murió por una otitis mal curada«, dijo Mónica Galarza, madre de Jorgelina, ex alumna del Colegio Nuestra Señora, al periódico LA MISION, de Ranelagh, que expuso su caso en la tapa de su reciente edición:
-Mi hija la peleó nueve meses y no pudo salir. Falleció el viernes 12 por un paro cardíaco.
-¿Qué la llevó a ese estado?
-Es muy larga la historia de cómo llegamos al hospital con otros síntomas. Le declararon un tumor cervical; se le hizo la biopsia. Y no, era un absceso de infección por una otitis mal curada.
La entrevista -primera y única que daba a la prensa- no pudo seguir debido al estado emocional lógico en quien acaba de despedir a una hija.
Por eso, hablamos con Claudia Gabriela Giliberto, una de las mamás que la acompañó:
“Era compañera de mi hija desde 2º grado en Nuestra Señora. Una nena muy dulce, aunque un año mayor, cosa que no quería que revelara. Ahí transitó hasta 6º grado. Para el viajes de egresados, me eligieron entre las mamás para acompañarlas. Así la conocí; se sentaba a mi mesa.
“Luego, la cambiaron a la Media 4, de Marítimo, más cerca de su casa.
“En noviembre, empezó a sentirse mal, con muchos dolores de cabeza. La llevaban de un lado a otro y sólo le decían que tomara ibuprofeno.
“Por un dolor muy fuerte la llevaron al Evita Pueblo, donde le detectaron un tumor. La trasladaron al Hospital del Cruce, le operaron y quitaron el tumor. Por una infección, se le agravó. Le cortaron detrás de las orejas. Otra vez, por hidrocefalia; le pusieron una manguera; traqueotomía; botón gástrico… un total de nueve operaciones. Cuando obtuvo el alta, una meningitis la volteó.
“Tiene un hermano de 10; otra que tenía 17 y la de 19, con una beba. A la de 17 la hacían pasar por 18 para cuidar a su hermana, porque sólo estaban su mamá y hermana cuidándola. No podía haber nadie más hasta que saliera de terapia; sólo una persona que mirara el monitor.
“Habíamos conseguido una silla de ruedas porque iba a salir. La maestra Roxana ayudó muchísimo. Cada vez me involucré más para colaborar en lo que pudiera, al igual que muchas mamás del Nuestra Señora que aportaron plata o comida para los hermanitos. En el velatorio vi a otras madres, de la Secundaria.
“Te agradezco que me hayas escuchado. Merece que la recuerden porque nos dio una enseñanza de lucha a tan corta edad, 14 años; esas ganas de vivir; sus garras…
“Y a vos, China, te decimos gracias, por compartirnos tu vida”.