
Comisión de Estudios Históricos de Berazategui
Un día como hoy, el 5 de mayo de 2017, fallecía Mariela Muñoz, la primera trans con DNI femenino. Vivió en Quilmes, F. Varela y Berazategui.
Había nacido como Leonardo el 24 de diciembre de 1943 en Lules, Tucumán.
Pasó gran parte de su infancia en Quilmes, a donde su familia se había mudado.

A los 16 años se independizó; comenzó a cuidar de niños, adolescentes y madres solteras. Le gustaba cuidar niños abandonados, o que le habían confiado prostitutas que no podían ocuparse de ellos.
En 1981, viajó a Chile para cambiar de sexo. En diciembre de 1993, un juez de menores de Quilmes decidió retirarle la custodia de tres niños que ella había inscrito y criado como propios. Después de muchos litigios legales, fue condenada a un año de prisión en suspenso.

Sin embargo, el debate generado a causa de esta decisión judicial, sobre la posibilidad de que pudiera criar niños, contribuyó a la visibilidad de los derechos de las personas transexuales. El 2 de mayo de 1997, Mariela fue la primera transexual reconocida por el Estado Argentino, logró que se modificara su nombre de nacimiento por el que ella eligió, y que se cambiase la mención de su sexo en el DNI.
Tuvo el respaldo del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) organismo estatal al que pasó a revistar como asesora (ahora esta desmantelado). En 2002, el INADI la declaró «Mujer del año». Este reconocimiento se produjo después de que Mariela pasara por un examen psicológico, que dictaminó que su sexo psicológico era femenino desde la infancia, además considerando como «irreversibles» las operaciones de reasignación de género a las que se sometió en 1981.
Este reconocimiento legal se produjo quince años antes de que Argentina aprobara la Ley de Identidad de género, en 2012, precedente para los reclamos de otras transexuales. En la misma ocasión, el poder judicial le otorgó la tenencia de algunos de los 17 niños que había criado.
En 2016, se publicó el documental Amor a paso de gigante, realizado por la directora María Audras, que relata su vida, en el último año, cuando había sufrido tres accidentes cerebrovasculares y dependía de los cuidados de sus hijos adoptivos. Fallecida a sus 74 años, la cinta se ha convertido en un homenaje a una gigante luchadora.
Ingeniero y museólogo Rodolfo Cabral chberazategui@gmail.com
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