(CIB) Claudio Schbib presentó el libro Cuna de historiadores, donde compendia las trayectorias de quienes han contribuido a construir la historia departamental desde el siglo XX.
La Junta de Estudios Históricos que Schbib coordina entregó diplomas de homenaje a personalidades de la cultura y colaboradores de la Biblioteca Popular Pedro Goyena, donde funciona el Centro Cultural Hilda Perata que recibió la donación de un cuadro sobre la estación de Ezpeleta presentado por su autor, Ramón Kupec.
Las bibliotecas populares del distrito recibirán sus ejemplares. Para la compra del libro, pueden escribir a jehdequilmes@gmail.com
Este gran trabajo de casi 280 páginas contiene una veintena de intelectuales de Berazategui que han trabajado temas que incumben a Quilmes, entre ellos Gustavo Gonzalez; Nicolás Avendaño; Rodolfo Cabral, ex director de Museos durante la Intendencia de Francisco Gutiérrez, y el director de este medio, Alberto Moya.
Schbib retomó a Chalo Agnelli respecto de las horas y años restadas a la familia y al descanso; incluso dinero. Subrayó que Quilmes es el único partido que conserva su nombre originario y el segundo más antiguo de la provincia después de Baradero.
Presentó a Dardo Abbatista como «uno de los mejores trabajadores de la cultura y la historia de Quilmes». El editor periodístico de la revista Los Indios Kilmes en la década del ’90 salió de su internación sólo para asistir a este encuentro que todos festejaron.
La edila de Quilmes Belén Marón (UxP) dijo que el libro será declarado de Interés Municipal, acorde al estatus de Schbib quien ya es personalidad destacada, y anunció el acto en el Teatro Municipal.
Departieron los presentes Mónica Cereda, Jorge Márquez, Silvia Mármori, Raquel Gail, Ariel Ghizzardi, la antropóloga Zunilda Quatrin, el artista plástico Jorge Wolert y muchos más.
La recopilación de Schbib incluye a fotógrafos, periodistas, artistas… Uno de ellos justifica su inclusión en los temas de sus canciones, como Beto Iriarte y su Balada para Churrinche; luego de cantar un tango de Gorrindo, recordó a Ariel Bucich y cerró el acto con sus canciones.
Un análisis
La antropóloga orientada hacia la investigación en Arqueología Histórica Natalia Stadler, de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes, en representación de la Comisión Amigos de Santa Coloma, compartió su análisis.
A Claudio lo conocí en 2016 cuando ingresé a la Junta. Admiro mucho la tenacidad y la pasión con la que defiende la historia y la cultura de nuestra ciudad, ahora con la gran responsabilidad de continuar con el legado que nos dejó Chalo de una vara tan alta en cuanto a investigación y difusión de la historia local. En ese sentido, creo que este libro aporta mucho. En primer lugar, aporta a conocer toda esa gente que, a lo largo de muchas generaciones contribuyeron de diferentes maneras a construir nuestra historia e identidad. Recorriendo las páginas del libro pude descubrir a la persona detrás de esos libros que tantas veces hemos leímos, pero poco sabíamos de su vida. Dónde nació o a qué se dedicó a lo largo de su vida dando cuenta que en la mayoría de los casos nuestros pioneros no fueron historiadores profesionales, sino personas que dedicaron gran parte de su vida investigando como aficionados y que, por fuera de sus profesiones y obligaciones laborales, le dedicaron la vida a la historia local. (…)
En su mayoría, no son historiadores en sentido estricto, son ingenieros, docentes, periodistas, fotógrafos, doctor en bioquímica y farmacia, entre otros. Son “aficionados” que desde su pasión por la historia cubrieron ese lugar que los historiadores académicos dejaron vacío. Cuando me formé en mi carrera universitaria en la UBA, por la década del 90, esta historia narrada por aficionados locales no sólo no era tenida en cuenta, sino que era menospreciada. La Historia era la que generaba la academia con su método científico y la aplicación de diseños metodológicos planificados con técnicas cuali y cuantitativas. Con ese prejuicio forjé mi carrera y llegué a esta Junta donde conocí gente maravillosa que me demostró que eso no era así.
El nuevo milenio trajo un cambio de paradigma en las ciencias sociales, con nuevas posturas teóricas, nuevas ontologías y la multivocalidad como emblema; el saber científico y académico dejó de ser el único válido para dar lugar a todas las voces y revalorizar la historia local, los historiadores aficionados. Este libro es una muestra de este nuevo paradigma, donde apasionados por la historia y académicos de instituciones tradicionales de la ciencia construyen de manera colectiva la microhistoria y la inserta en la historia global. Y agradezco todo lo que aprendí de estos historiadores aficionados.
Me encantó leer el libro, que lejos de ser una suma de biografías me resultó un descubrir de muchísimos datos desconocidos e interesantes… Acá van sólo alguno de ellos. Lo analicé como fuente documental y analicé la estadística:
- La mayoría de los “historiadores” son hombres.
- Muchos no nacieron en Quilmes pero la adoptaron como quilmeros.
- El orden de aparición, celebro que Guillermina Sors fuera la primera.
- En lo cronológico, el primero fue César Barrera Nicholson, nacido en 1891; el último, Mauro Murillo (2002); me alegra saber que gente joven sigue este camino.
- Esto es el comienzo de un listado mucho mayor.
- Gente con la que me crucé mil veces y que tiene una humildad increíble; cuando leí su trayectoria y titulaciones académica, me quedé con la boca abierta.
Celebro que sigamos editando libros, siempre digo a quienes presentan trabajos en congresos, dan charlas o están investigando, «publicalo». Si no queda escrito es como si nunca se hubiera dicho, se pierde. El mejor legado que podemos dejarle a las generaciones futuras es dejar escrito todo lo que sabemos para que se pueda mejorar, completar, corregir o cambiar. Celebro ver cuánta gente nos precedió y cuánta gente hoy está en el mismo camino que a veces parece tan solitario; es una inyección de pasión que a veces es muy necesaria. Celebro que este libro nos ayude a conocernos más, a trabajar de manera conjunta por la historia de nuestro querido terruño, a respetarnos y comunicarnos más para de esa forma sigamos construyendo de forma colectiva nuestra historia local e identidad, desde la diversidad, heterogeneidad y multi vocalidad.
Natalia Stadler