Alfredo Rojas, de 36 años, fue interceptado al salir de su casa por un cuatro sujetos que le partieron un caño en la cabeza. Familiares y amigos se manifestaron ante la Comisaría. Hubo incidentes. Un periodista local acompañó toda la movida en exclusiva.
(Por Lucas Gabriel Díaz, El Inquisidor)
Bronca, indignación, impotencia, e injusticia. Así con estas palabras se puede describir a la familia de Alfredo Rojas, el hombre de 36 años que pelea por su vida tras ser atacado por una patota durante la noche del domingo 14 de julio en 414 y Camino Real, de Juan María Gutiérrez.
Este miércoles 17, a las 15.30, familiares y amigos de la víctima se congregaron en las puertas de la Comisaría 3ª, en 415 y 458. Allí protestaron para que se detuviera al único prófugo en ese entonces, teniendo en cuenta que hubo tres detenidos: Franco Cappi, Lucas Torres y Fabián Galván.
Se produjeron fuertes discusiones con autoridades de la seccional. Los acusaban de proteger al forajido Gonzalo Morales, ya que, según ellos, la madre del potencial asesino, Silvina Díaz, vendería drogas en complicidad con la Policía.
Se produjeron pequeños incidentes dado que les impidieron prender fuego a bolsas de basuras, vallas de plástico, y demás elementos en el cordón de la vereda de acceso a la Comisaría.
Luego de una reunión que mantuvo con la esposa y la madre de Alfredo, esta comenzó a sentirse muy mal (le bajó la presión, fue asistida en la Unidad Sanitaria 3; se le hizo un electrocardiograma cuyos resultados no fueron favorables y fue trasladada por el SAME al hospital Evita Pueblo, donde su hijo también está internado).
Luego de una hora y media en el lugar, se dispuso una orden de allanamiento en el domicilio en cuestión: 462 al 1360 entre 413 y 414. Los manifestantes fueron al lugar donde viven los involucrados: tanto el agresor que dio el golpe letal como la supuesta ‘transa’.
Al llegar a 414 y Camino Real, donde fue el ataque que dejó a Rojas con muerte cerebral, los amigos de Alfredo, consumidos por la bronca y la impotencia, se detuvieron en la casa de uno de los detenidos, en esa esquina y le provocaron destrozos.
Los familiares trataron de contenerlos y desistieron de sus actos. Luego, se congregaron en 462 y 414, donde viven Alfredo y familiares, para esperar al personal policial a que lleve adelante la requisa tan esperada en la casa de Díaz y Morales.
Minutos más tarde, arribaron policías de la Seccional 3ª, junto con fuerzas especiales y procedieron al despliegue en la vivienda de la dealer y del autor de la golpiza propinada a Rojas.
Los parientes de Alfredo llegaron a ver a uno escapando por detrás de la morada pero los efectivos no llegaron a alcanzarlo. A pesar de que en un principio aplaudieron a los policías en los primeros minutos, volvió la desconfianza: se pusieron a pensar que todo fue una puesta en escena.
Minutos más tarde apareció personal de Infantería a custodiar la vivienda. Allí se mantuvo un diálogo con el jefe del Cuerpo y la familia por la acción policial poco satisfactoria. Reclamaron que ningún familiar salió de testigo y que minutos previos al operativo salió todo arreglado con la parte comprometida.
COMO FUERON LOS HECHOS
Rojas fue interceptado al salir de su casa por un cuatro sujetos que le partieron un caño en la cabeza.
Los investigadores intentan esclarecer si se trató de un robo o de un ataque vinculado a una venganza, ya que los atacantes y la víctima eran vecinos y se conocían e incluso habían comido juntos hasta hace unos días.
Yanina, su mujer, ante el diario Crónica, comentó que luego de la brutal paliza, «Lo dejaron tirado como un perro. Queremos que se haga justicia por Alfredo. Los médicos nos dijeron que no va a volver«.
En el Hospital Evita Pueblo, permanece internado con muerte cerebral. En estas horas se agravó su cuadro, debido a que descubrieron otros golpes muy fuertes en el tórax, y otra vez deberá ser operado en la cabeza dado que los médicos descubrieron otro hematoma.
COMO SIGUE
En la noche del miércoles 17 liberaron a otro de los detenidos, quedan dos apresados, y hace unas horas la familia impidió que un flete, contratado por la señora Díaz, cargara cosas de la vivienda. Debió intervenir personal policial. El camión llegó a escondidas, pero se dieron cuenta y se produjeron intercambios de gritos e insultos entre los familiares de la víctima y del verdugo y su madre dealer, que viven al lado.
Querían borrar evidencias.
Además de mí, también estuvo un móvil del programa que hace Maju Lozano en canal 9 a las 4 de la tarde. El móvil salió a partir del minuto 32.50 https://youtu.be/zGxZfHcV_MI