75 años del Fallecimiento de Matilde Ruiz de Pearson. Los origenes de Villa Matilde y de G. E. Hudson
El 15 de noviembre de 1947 fallecía la mujer que con su nombre bautizó a un pueblo: villa Matilde.
Durante el siglo XIX y el XX, las mujeres de clases altas no trabajaban ni criaban a sus hijos, tenían una legión de sirvientas institutrices, por lo general extranjeras, para que les enseñaran un idioma, cocineras y mayordomos. Esta es la historia de una de ellas, el valor agregado es que vivió gran parte de su vida, en Hudson. En muchos documentos se las mencionan con el nombre de Matronas.
Si bien su padre Claudio Ruiz vivía en Barracas al Sur, y desde 1904 conocida como Avellaneda, a sus 28 años (en 1869) era desollador. Con el tiempo fundaría pueblos y vendería ganado en pie, acumulando una gran fortuna.
La historia del barrio comienza el 17 de octubre de 1887, fecha de compra a sus medio parientes de la familia Godoy, una fracción de la estancia, en donde un pueblo el primer del paraje de Conchitas, Villa Matilde, pero ¿por qué este nombre? Era el de su única hija.
Matilde Florentina Ruiz de Pearson nació el 14 de marzo de 1872, en Barracas al Sur hace 143 años. El santoral indicaba Santa Matilde. Ruiz y Dolores Hernández, su madre, eran criollos. Sus abuelos paternos Justo Ruiz e Isidora Sueldo, españoles ambos, también de Barracas al Sur.
En 1887, cuando G. E. Hudson se llamaba todavía “Conchitas”, Ruiz, compra parte de la sucesión de Agustina Cos de Godoy, entre ellas la de su cuñado Casto Godoy, casado con su hermana Argiliera Ruiz de Godoy. La estación Plátanos se llamó Godoy hasta 1906, por esta familia emparentados con los Barragán (de allí provienen el topónimo Ensenada de Barragán).
La vida de Matilde, aunque no era pobre, no fue fácil. Su padre se ausentaba mucho tiempo por sus negocios y participó en la conquista del desierto, fue uno de los fundadores del partido de Coronel Suárez donde poseía una estancia.
Ella sufre su primera gran vicisitud al fallecer su madre cuando tenía apenas 16 años.
En honor a su esposa, Claudio construyó la capilla de Santa María de Hudson y, para “el bien” de su hija, decide casarla con un ciudadano de origen inglés, pero nacido en Chile, mayor que ella (n. 21/1/1860): Francisco Pearson.
Recordaran los memoriosos un desinfectante llamado Creolina, justo el nombre de este producto era “Creolina Pearson”, y la familia de Francisco era dueña de la patente; él la comercializaba en Argentina.
El matrimonio tuvo seis hijos: Enrique Claudio (n. 2/12/1891), Eduardo (26/12/1892); Carlos Francisco; María Matilde (n. 26/03/1894); Ana Isabel (n. 26/07/1895) y Elena Margarita conocida por el apodo de Nelly (24/5/1902 -19/1/1988).
Ruiz compró propiedades en “Conchitas”, poco antes de comenzar la construcción de la Destilería Franco Argentina, industria que posibilitó el poblamiento. Por eso, hacia 1892 fundó el primer pueblo de Hudson, “Villa Matilde”. Tenía 12 cuadras. Según el Censo de 1895, al pasar el vecino que actuaba de censista Francisco Olazar, anotó a Matilde Ruiz de Pearson en su propiedad de Conchitas: 23 años, propietaria, seis años de casada y 4 hijos a la fecha. Con ella estaban: Enrique, de 5 años; Carlos, de 4; Eduardo, de 3 y María Matilde de 1. También, su hermanastra Victoria Hernández, de 16 años, Benigno Tirao, capataz de la estancia, de 31 años; Argiliera Ruiz de Godoy, de 62; Esteban y Juan Silombra, peones de 18 y 16; Luis Levetti, casado, italiano, quintero de 45, entre otros.
Entre los trabajadores de su estancia en Hudson, podemos hablar también de Vicente Mosqueira, casado con Encarnación Pérez y con ¡quince hijos!; de Isaac Martínez, casado en 1898 con la mencionada Victoria Hernández, adoptada por la madre de Matilde.
La casa de Ruiz y, luego, de los Pearson, sigue en calle 53 entre 156 y 155. En la actualidad sólo queda un sector, porque al abrirse la calle 53, debió demolerse una gran parte.
Matilde viajaba mucho a Europa por razones de salud. En una ocasión quedó “atrapada” allá por la Gran Guerra mundial (la primera).
Nelly pasó su niñez en Suiza, donde aprendió a cantar como los montañeses del Tirol. Muchos años después, al fallecer su padre, don Claudio, el 20 de abril de 1930, ella estaba otra vez en Suiza. La necrológica de Ruiz fue hecha por el maestro Atanasio Antonio Lanz en el diario La Prensa, nada menos.
Ella falleció sola, con su mal carácter, el 15 de noviembre de 1947, en su Hudson, en su casa de la calle 53. Sus restos descansan en el cementerio de Ezpeleta, junto a los de sus padres. Las placas de bronce fueron robadas en la crisis de 2001. Recordamos con estas líneas a esta mujer que dio su nombre a un pueblo.
Rodolfo Cabral es miembro de:
- FEEHPBA Federación de Entidades de Estudios Históricos de la PBA
- Instituto de Estudios Genealógicos y Heráldicos de la PBA.
- Aprodemus (Asociación de Profesional de Museología)