TATI IGLESIAS. INCANSABLE PERIODISTA DE RAZA

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Por Alejandro Iglesias (hijo) Magazine Web

Carlos Hugo Iglesias (Tati, como lo conocíamos todos) falleció el martes 1 de febrero, pero nos dejó recuerdos y anécdotas que lo harán seguir vivo en nuestros corazones. Periodista de la vieja escuela, íntegro y generoso con sus colegas, supo brillar en varios medios gráficos y también en la radio, con estilos contrapuestos, pero con un objetivo claro: informar con la verdad al vecino.

Su partida dejó un enorme vacío en el corazón de su familia, amigos y colegas, así como también en aquellos que lo conocieron a través de sus potentes líneas en los diferentes medios gráficos en los que trabajó y de su voz, que marcaba un estilo particular, pero siempre con un norte claro: informar con la verdad y pensando en el vecino.

Nacido en Avellaneda el 2 de junio de 1948, estudió periodismo en la Universidad Nacional de La Plata, aunque, según él contaba, se terminó de formar ejerciendo el oficio, cuya vocación podía palparse fácil hasta sus últimos días.

Iniciado en el periodismo deportivo, quizás motivado por su pasión por el fútbol en general e Independiente en particular, no tardó en enfocar sus cañones hacia el ámbito social y político. Reconocido “peronista de Perón”, como él se definía (a tal punto que puso el cuerpo en el regreso del ex presidente al país, que derivó en la masacre de Ezeiza), no se dejaba influir por esos intereses a la hora de comunicar y ponía sobre la mesa su visión crítica, gobernara quien gobernara.

En el área de la gráfica, dejó su sello desde muy joven en el diario El Sol, de Quilmes, para luego destacarse desde los años ’70 en La Razón -en plena época de gloria de ese medio, bajo el mando de Felix Laíño– del que fue cronista volante, redactor y secretario de Redacción.

Tras la quiebra de esa empresa en los años ’90, pasó a Diario Popular, en Sarandí, donde se crio. Trabajar en esa Redacción le permitía estar a menos de cinco cuadras de su casa de la infancia, donde visitaba a sus padres, Juan y Tita.

Desde allí, con una mirada más regional, le puso su impronta a El Quilmeño, suplemento que se distribuye por Berazategui, Quilmes y Varela, comandado por Rubén Dotro. En paralelo, marcó la línea política del periódico La Palabra conducido por Miguel Gaíta y el semanario La Colmena, a cargo de Hilda Dias, con colaboraciones para otros medios como Varela al Día (de Mario Lettiere) y Magazine Web (de Roxana Reinoso).

Experiencia radial

De la mano de Roxana Reinoso incursionó en el mundo radial, allá por el 2007, en la mañana de Radio Plus, con Magazine Musical (luego Magazine Radial y Magazine de Radio), con quien siguió de forma regular en diferentes emisoras como La Porteña, FM Del Este y FM Cristal, hasta 2020. Con un estilo descontracturado, que se contraponía con su prolija escritura, allí se sentía cómodo para expresar sus ideas, que pese a la variedad de estilos eran las mismas, producto de sus marcadas convicciones.

Dejando de lado su reticencia a la tecnología, llegó a participar de ese programa (Magazine de Radio) vía Facebook y YouTube. De allí se desprende su condición de periodista de la vieja escuela: siempre se negó a tener celular y renegaba bastante de internet, lo que en estos días supone un doble mérito. Es que, a pesar de ello, siempre conseguía los datos que necesitaba para armar sus notas y, como consecuencia de su amplia red de fuentes, no pocas veces eran primicias.

A su extenso currículum le sumó también páginas en la gestión pública y otras tantas ligadas a la gremial. Formó parte de la dirección de Prensa del Ministerio de Educación bonaerense, mientras cumplió funciones en esa área de Berazategui y en el Poder Legislativo municipal.

En cuanto a la actividad sindical, si bien siempre defendió los valores de los trabajadores, incluso en los períodos que le tocó desempeñar tareas de jefe, integró la comisión del Sindicato de Prensa Bonaerense, generando así un vínculo con dirigentes del ámbito gremial.

Todo ese combo traía aparejado una fuerte admiración de muchos de nosotros, que además sabíamos que dos acv y un infarto no bastaron para detener su empuje o sus ganas de hacer periodismo.

Su legado

El último martes partió hacia la eternidad a los 73 años, producto de un paro cardíaco, pero no quedan dudas de que su legado vive en sus familiares, amigos y colegas. Prueba de eso son las múltiples muestras de cariño recibidas, tanto de manera presencial como virtual, honrándolo como uno de los periodistas más notables de estas tierras, pero también como una persona noble, que combinaba su carácter un tanto cabrón con una predisposición indeclinable para ayudar y enseñar.

En lo personal, no me queda nada más que agradecer por todo el apoyo recibido y por las palabras emotivas al recordarlo. Sería imposible mencionar a cada uno de los que enviaron sus respetos, pero sepan que él siempre tenía, sonrisa mediante, una anécdota que compartir de cada uno de ustedes.

Es innegable que a Tati vamos a extrañarlo mucho y su ausencia se sentirá fuerte. Pero tampoco hay dudas de la presencia constante que tendrá en aquellos que lo conocimos y tratamos, en las redacciones y estudios que pisó, así como en los cafés de Berazategui, una parada habitual para él, donde hacía las veces de periodista y de amigo.

A aquellos que lo conocían, les dejo un último ejercicio. No hace falta más que entrecerrar los ojos para escucharlo decir “Te explico cómo viene la mano”, una de sus clásicas muletillas, con la que nos mostraba su aguda visión de la realidad. Seguro se les ocurrirán varias más y les surgirán anécdotas con él. Creo que le gustaría que lo recordásemos así, como el gran periodista y mejor persona que fue y que seguirá siendo en nuestros corazones.


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