ARAMBURU: 50 AÑOS UNA MIRADA LOCAL

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El 29 de mayo de 1970, fue secuestrado el dictador Pedro Aramburu, quien había tomado la Presidencia en 1955, a raíz del bombardeo a la Plaza de Mayo con que se derrocó a Juan Perón y se asesinó a 300 personas (el peor atentado terrorista de la historia argentina). Al año siguiente, bajo su mando, se fusiló a los peronistas de la Resistencia en lo que R. Walsh titulará Operación Masacre. Quince años después, con su secuestro y ejecución, se presentaba la organización guerrillera Montoneros.

Capítulo de su libro Habría que matarlos a todos.

“Algún día se escribirá, completa, la trágica historia de la matanza de junio. Entonces se verá cómo el asombro rebasa nuestras fronteras”.

Rodolfo Walsh, militante, periodista y escritor.

El flaco oyó al pasar algo que no fue altisonante pero sí estentóreo:

–Ojalá que lo maten a ese hijo de re mil puta. Es lo mejor que podrían hacer. En este país, llegó la hora de empezar a matar.

Kunkel

Tardó en entenderle; a la entrada de Gobernación, Carlos Kunkel quedó sorprendido por el comentario y por quien lo profería: Noé nunca se metía en política. Despidió al compañero de estudio y se fue a la facultad de Derecho, donde se cruzaba con Néstor, alto como él, narigón y con un ojo desviado.

A kilómetros de allí, en el batallón 601, Rodolfo notaba jolgorio en la oficialidad:

–¡Soldado Mogensen! ¡Carrera march a buscar a Aramburu!

Después, oía rumores:

–… parece que planeaba derrocar a Onganía con el consenso de la clase media y parte del Ejército. Debieron ser los servicios.

El Servicio de Informaciones del Ejército, en tanto, batió: lo tenían en Avellaneda, cerca de Av. Pavón, pero Juan Onganía no confiaba en el jefe Alejandro Lanusse. Llegaron media hora después de que la casa se vaciara.

En el bajo Avellaneda, detuvieron a un chofer al que acusaron de haber trasladado al ex dictador envuelto en una manta. “En Coordinación Federal se lo interroga exhaustivamente”, avisó El Sol, que dio el lugar de un procedimiento en Wilde, aunque el detenido era inocente.

En Domínico, el 4 de junio, la Policía detectó una célula, pero no pudo actuar porque se cortó la luz. La Brigada inspeccionó 28 casas quintas de Bernal, Quilmes, Berazategui… “Inteligencia” no sabía que el fusilador ya había sido fusilado el 1º de junio.

Comunicados Montoneros.

Manuel Gallardo, huelguista

Gallardo, ahora vive en Quilmes

En la cárcel, donde estaba por “la apropiación” del sable de San Martín, se daba este diálogo:

–¿Y qué hacías en la época de Aramburu?

–El asumió el 13 de noviembre, dos días antes de la huelga que Framini convocara desde la CGT. Le di una resma a los presos para que escribiesen volantes y nos fuimos en una moto con sidecar junto al sargento Contreras: ¡Dos canas volanteando el paro!

Las carcajadas rebotaron en los muros del pabellón.

–¿Y el 9 de junio?

–Me tomé mi Comisaría en Necochea –más risas–. Antes, el papá de mi novia, el ex diputado Mario Cámara, me había dicho:

–Sabemos que es peronista. Queremos sumarlo a la revolución.

–¡Cómo no! ¿Cuándo es?

–¿Y tu contacto –entre risas– para la revolución?

–Dentro de un coche me entrevisté con dos de lenguaje marcial, más el ex concejal Quincoces. Me encomendaron tomar la Subcomisaría; sus armas; las del Tiro Federal e impedir un desembarco hasta que llegaran peronistas del lejano Tandil.

–Una misión muy loca.

–Así salió. En el colectivo, oí de dos mujeres:

–Hay que volver temprano, esta noche es la revolución, eh.

–A la madrugada del 9 de junio, se presentó Zorraquín con otro:

–El personal debe estar alerta, y no permitir que ningún extraño tome la dependencia. ¿Podemos ver los calabozos?…

–Cuando vieron que nos negábamos, dábamos dos pasos atrás y po-níamos los dedos en los seguros de las armas, se fueron sin escándalo:

–… ¿Viste, González? Esta noche se largan, no más.

–Prendido a la radio, cuando noté que la cosa no iba, me rajé; caí en Guido y me apresaron hasta que nos trasladaron a Olmos.

–¿Nos?

–Sí, el padre de mi novia; el concejal del auto; el ex gobernador Mercante; su hijo… Tres mil entre una fila de milicos mientras, por atrás, sacaban hacia Sierra Chica a los comunes. Ahí conocí al ex delegado de Perón, Federico Durruty, de Avellaneda, y a mi cumpa de celda, Atilio Renzi, ex secretario de la Señora:

–Don Atilio, le cebo unos mates, ¿quiere? Y usted me cuenta más cosas de Evita.

–Pibe, me tenés podrido.

–El resto lo sabés: en los basurales de León Suárez fueron fusilados los civiles de zona norte. En Lanús, los del sur: el coronel Irigoyen, el capitán Costales; el paraguayo Dante Lugo; los hermanos Ross y Osvaldo Albedro, de Lanús; Miguel Angel Mauriño, jefe del Comando L113 de Quilmes, ametrallado frente al Automóvil Club; Emilio Jofré, ahorcado en la celda; el boliviano Román Salas, muerto por la tortura.

–Lo que no sé es quiénes mataban.

–El comisario inspector Domingo Mussio, jefe la Brigada de Avellaneda, los apresó. El subjefe de la Bonaerense, capitán de navío Salvador Ambroggio, comandó los asesinatos en la Regional Lanús, pero los mató quien dio el tiro de gracia: inspector mayor Daniel Juárez.

El bombardeo que permitió el arribo de Aramburu al gobierno.

¿Y dónde está Aramburu?

Un anónimo fue recibido en un matutino porteño:

–El cadáver aparecerá a las 8.30, en la estación de Quilmes.

Hubo dos procedimientos en calle Las Heras y en Formosa 745, de Lanús. El ex dictador estaba muy lejos. El lunes 20, El Sol tituló:

Serrat

“Duelo popular en el sepelio del Gral. Aramburu”.

Desbordante de entusiasmo, Carlos Baglietto festejaba: En el cine Cervantes, de Quilmes, arrojaban claveles a Joan Manuel Serrat.

La Iglesia comprometida

Su amigo Luis Farinello había sido asesor de la Acción Católica en Avellaneda, donde conoció a Armando Croatto. Ya a cargo de la llamativa iglesia caracol del centro quilmeño, recibió alusiones por la prensa, refutadas por Enrique Marcelo Lombán y César Quiroga, mientras otro STM, Natalio Savanovich, criticaba que los diarios no publicaran un texto sobre el desaparecido Felipe Vallese. Luis estuvo entre quienes más defendieron a su par Alberto Carbone, detenido por el Aramburazo, ya que guardaba la máquina con que tipearon los comunicados redactados por Emilio Maza y Norma Arrostito.

De la discusión política de esos días, también participó Carlos Mugica:

Mugica.

–He venido hasta La Plata, a esta Facultad de Humanidades, a dar mi posición: El Socialismo es más cristiano que el Capitalismo, pero criticamos tanto al capitalismo, como al marxismo en Rusia, desfiguración de Marx. Reconocemos en el peronismo la senda al socialismo.

Hasta el sucesor de Jerónimo Podestá, el obispo Antonio Quarracino, habló en el Club Independiente, sobre el cristianismo en la revolución:

–La palabra Revolución no es inaceptable: es aceptable. Uso la palabra sin constituirla en sinónimo de violencia. Una situación asentada en la injusticia crea consciencia pre revolucionaria.

De regreso por Berazategui, en Mitre y Sevilla, frente a la barrera de la Av. Italia, el cura rubio casi cuarentón historiaba:

–Esta quinta, se compró en los ‘30. Acá viví de chico. Ahora, traigo pibes de la villa a ver si los hago hinchas de Racing.

Ya en el campito, gritaba:

–Dale, boludo, pasala. No te la comás –incrédulo, Tito Antúnez oía al cura–. Al arco tenés que apuntar, che; la puta madre.

Cerca de la pileta, cuando el fútbol estaba por terminar, hacía señas a don Tito o a María, encargados de la quinta; quería decir:

–Vayan preparando las duchas.

En planta alta había algo inusual para esos chicos: agua caliente.

Caldo de cultivo

Luego de bañarse, Julio Carrilero charlaba con los demás conscriptos sobre porqué el sargento, paranoico, no lo quería detrás de él. En Córdoba –donde Montoneros, en la toma de La Calera, acababa de perder a Maza, uno de sus fundadores–, hizo paracaidismo hasta que la pierna derecha le quedó como bastón de ciegos, plegado. Regresó; con muletas, cursó el Ingreso en la Tecnológica de Avellaneda. Al principio, ligaban palos de la cana. Después, a memoria del ‘55, no iba con las manos vacías.

–¡A la violencia de arriba, vamo’ a decir, opondremos la violencia popular organizada!

Donde más se desarrolló esa violencia fue en lo laboral. El 26 de julio, la UOM de Avellaneda fue ocupada por 300 obreros:

–¡En SIAM, va a haber cientos de despidos; no puede ser que el secretario del gremio permanezca indiferente!

Resistieron un tiroteo de los sindicalistas criticados; enfrentaron el intento de desalojo con piedras, tiros y molotov contra la Policía el lunes a las 10:30; a las 13; a las 14:30 y a las 16:30.

–¡Vamos a aguantar todos acá hasta que reincorporen a los 25 cesanteados de la ocupación anterior!

Uno de los vandoristas masculló:

–Esto no-va-a-quedar-así. Ya van a ver. Los vamos a reventar.

El conflicto en Wilde había comenzado con la huelga de mecánicos de la Fábrica Argentina de Engranajes (FAE). Por eso cuestionaban al secretario Metalúrgico de Avellaneda, Luis Guerrero, importante cuadro que había despedido en el sepelio a Augusto Vandor, cuyos sucesores en la UOM fueron Lorenzo Miguel y un flaco despeinado hacia un costado, de fino bigote, José Rucci, desde julio, secretario de la CGT:

–La guerrilla es una basurita en el carburador.

Las FAP, el 19 de julio, en Lomas, tomaron armas y uniformes del destacamento Parque Barón. Los compañeros del Indio Allende firmaron como Comando Eva Perón su intento de difundir una proclama al ocupar el 27 la planta de Radio Rivadavia.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias llevaron las palmas del mes al presentarse con la toma de todo un pueblo, Garín.

Venían actuando en secreto, al igual que la Guerrilla del Ejército Libertador, de La Plata, que se llevó tres autos de una cochera en Berazategui. GEL había surgido hacia 1968 con gente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria Argentina (MIRA), peronistas del Dele-Dele, como Haroldo Logiurato, y guevaristas de la Brigada Masetti.

El mismo 30 que FAR, el V Congreso del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) fundaba el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), financiado con robos a bancos como el de Escobar que Rubén Batallés asaltara en enero de 1969. Por fin darían vida al errepé, tras los rechazos de los congresos previos al Aramburazo.

Tras esa crisis que eyectó a Onganía, su reemplazante Marcelo Levingston iba en uno de tres autos escoltado por motos que cruzaban el bosque platense cerca del comedor universitario en el que había ocho mil alumnos politizados. Kunkel y Lito Quiroga se abalanzaron sobre unos escombros y ejercieron una transferencia de material de la vereda a los vehículos. El enfrentamiento con la Policía fue un triunfo.[1]

–Salió bien –sostuvo Néstor–, pero ahora saben la importancia del lugar y, tras que es difícil disuadirnos, nos lo cierran seguro.

[1] Entrevista de Moya en la casa varelense de Kunkel.

Súmate a la batalla

El comando Maza, el 27 de agosto, mató al sindicalista José Alonso. El 7 de septiembre, cayeron los fundadores Montoneros Fernando Abal Medina y Carlos Ramus, despedidos, en el sepelio, por Mugica:

–Aunque hace tres años que no los veía… tengo que pedir perdón; me siento responsable de la violencia, por mi cobardía…

Alguien reparó en la localidad donde murieron: William Morris.

Era el autor de Noticias de ninguna parte, utopía socialista:

Súmate a la batalla / Allí nadie fracasará / Porque, aunque desvanezcas y mueras / Tu obra prevalecerá.

W. Morris
van Peborgh

Días después, en el aniversario de los quince años de la Revolución Fusiladora, El Indio Allende, de Quilmes, encabezó la ristra de 35 atentados de FAP con bombas al Banco Boston, de Avellaneda; al domicilio de Emilio van Peborgh, oficial de la RAF que peleó como voluntario de la corona británica y presidía Rigolleau, más otros capitalistas o militares.

Tanto FAP como FAL existieron antes que Montoneros y ayudaron a que esa orga creciera en un momento en que estuvo a punto de desaparecer.

Brigada Masetti / FAL

Ese mes, la BM asaltó el tren Rosarino. Hacia octubre atentó en Ezeiza. A fin de año sus compañeros se llevaron de Almirante Brown elementos para falsificar patentes.

El 2 de noviembre, Talita Papiol (25 años), fue apresada en la cárcel de San Telmo donde estaba Susana Giacché de Schneider.

El sábado 14, en otro auto de FAL, Bjellis entró a la estación de servicio en Villa Urquiza donde acudía el jefe de los torturadores de los Cibelli, su mujer y los compañeros de Ensenada, el ya subcomisario Sandoval que investigaba el Aramburazo y ahí fue ametrallado. Se le endilgó la desaparición de Baldú, de acuerdo a un comunicado del Comando que levantaba su nombre. Después, en la discusión con los de la Brigada Masetti le fue objetado semejante crimen, defendido por quienes habían conocido a Baldú, el lanusense desaparecido.

El lunes 30, en Palermo, cayó presa la célula de Lidia Malamud de Aguirre, que fue a parar a la U3 de San Telmo donde estaba Talita.

El 22 de diciembre, al intentar asaltar un tren recaudador en Chacarita, terminaron con cinco heridos y sin posta sanitaria donde atenderlos, por lo que la BM que se adjudicó el robo cuestionó a Tato Aguirre, quien sumó las críticas de Bjellis y Malter a su “desprolijidad”.

Antes de que lo echaran, el médico esposo de Malamud renunció a la conducción. A ello siguió un intento de refundación en que la BM optó por marginarse de la discusión interna. Desde entonces, aunque mantuvieran la sigla FAL, cada afluente habría de actuar por separado.

El Ciego Cibelli, fotos de prontuario, obtenidas por Ariel Hendler para su libro sobre FAL. Cibelli murió la semana pasada en esta zona.

En Córdoba

El pueblo se manifestaba en lo que sería un segundo Cordobazo, donde el interventor Camilo Uriburu veía “en la masa de los valores morales de Córdoba, una venenosa serpiente”. Amenazó con cortarle la cabeza, pero el filo se dio vuelta el 15 de marzo de 1971 con el Viborazo, insurrección que le costó la Presidencia a Levingston.

En esa provincia, los de la Brigada Masetti, salvo Norberto Negro, se alejaban de FAL, de la que en abril quedaron desconectados Caravelos y su mujer Lucía Swica, de Berazategui, cuando fueron apresados.

En mayo, a un año del Aramburazo, fue muerto el sargento federal Horacio Rufino Leiva, en el asalto de FAR a un blindado del Finochietto, en Avellaneda, ciudad donde el ERP atentó contra SEGBA en apoyo a los trabajadores de Luz y Fuerza. Se acrecentaba la lucha contra la dictadura autodenominada “Argentina”.

Mientras, peronistas trabajadores como Rolando Merlo, compañero de celda de Fermín Jeanneret, comentaban que no había habido justicia más grande que haber fusilado al fusilador de los peronistas en 1956; mientras que quince años después del bombardeo a la Plaza de Mayo oían cantar en los barrios más pobres:

–Duro, duro, duro. Vivan los Montoneros que mataron a Aramburu.


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3 Respuestas a “ARAMBURU: 50 AÑOS UNA MIRADA LOCAL”

  1. Estimado amigo, no se puede contar esto como una historieta, e idealizar el propio relato, ni tampoco se puede pregonar nombres como si fueran los herederos de San Martin (lease heroes o proceres ) cuando e realidad eran merfcenarios de la muerte.-
    Los jerarcas de la organizacion Montoneros ahora son millonarios pues secuestraban y negociaban (ejemplo Born ) ademas todos actuaban como ideologos aprovechandose de los jovenes que por ser eso , jovenes eran idealistas y buscaban un pais con justicia y libertad, de eso abusaban los ideologos de Montoneros , te puedo nombrar a Gerardo Cristian Viviers , a Sidney Roy , profesores , teologos a los cuales conoci, tengo seguridad de lo que digo pues estuve dentro hasta que intentaron ponerme un arma en la mano,
    es cierto eso de Nunca Mas , pero nunca mas de los dos lados , no fueron heroes fueron tan asesinos como los de entrente y en ambos casos no hay argumento que lo justifique. Nunca Mas esa Argentina con mentalidad de asesinos.

    1. No veo donde está lo que criticás. ¿Algún otro lector hace la misma interpretación del texto? ¿Dónde está la historieta o la idealización?
      En cuanto a «Los jerarcas de la organización Montoneros son millonarios». No sé a quién te referís. Lo que sé es que de los doce integrantes de la cúpula, sobrevivieron sólo tres; así que tan bien no le fue a la conducción.

Los comentarios están cerrados.