AQUEL SECUESTRO DE NORMAN LEE

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Extracto del libro «Habría que matarlos a todos» (inédito)

“Para que informe del estado de los presos políticos”, el Grupo Obrero Revolucionario de las Fuerzas Argentinas de Liberación (FAL), raptó en Avellaneda, el 10 de enero, al jefe de psiquiatría del Servicio Penitenciario de Devoto. Mario Norberto D’Aquila (32 años), bajo la carpa en una habitación, escribió una carta a su mujer en la que sus captores le hicieron admitir cómo estaban los presos:
–Condiciones precarias y apremios a los detenidos.
Liberado, le dijo al juez de Lomas, Norberto Aquino, que no le quitaron su notorio reloj ni su abultada billetera.


Sobre eso leía el Gordo Luis Angelini, zambullido en un diario.
–¿Qué, compraste La Opinión?
–No, lo encontré. Es de ayer, 20, ¿ves? Una nota cuenta que en los 50 días del año, hubo veinte secuestros, pero el único que atribuyen a la guerrilla, en la zona sur, es el del penitenciario.
–Y del de Coca Cola, ¿no dicen nada?…

Por Norman Lee pedían un millón de dólares. Luego, rebajaron a la mitad. Al final, negociaron de apuro lo que se pudiera. Lee, recién operado, sufría dolencias reumáticas. El domingo 11 tuvo una reacción alérgica con hinchazón por medicación inadecuada. Su hijo debió volar a Mar del Plata a buscar al médico que viajó para ponerse en contacto con los raptores y corregir las dosis.

Durante esos catorce días, en la embotelladora Reginald Lee SAIC, en Sourigues, habían mentido:
–El señor Lee no fue secuestrado.

Su familia no hablaba; lo hacía el secretario, Antonio Ferro:
–Viajó a Córdoba. Está presidiendo un congreso de la Asociación Argentina de Embotelladoras de Coca Cola.

Pero la guerrilla emitió la foto: “Lee, en una cárcel del pueblo”.

–Esto nos muestra vulnerables –comentó un hombre del primer mundo, de traje azul, que con delicadeza apoyó el diario sobre el escritorio–. Hay que mirar mejor en nuestro entorno. ¿Quién es ese vecino sucio y desprolijo al que llaman El Ciego?

No sabían que Julio Ortega era de la Juventud Peronista (JP), y el secuestro fue de FAL, donde El Ciego era Juan Carlos Cibelli (foto de apertura), preso en Rawson desde octubre del ‘72. ¿Quién le habló de El Ciego a David Lee?

Su padre fue liberado en Chacarita, llevado a operarse de un quiste sebáceo y alojado en la Capital mientras el subcomisario Camerini vigilaba su residencia de Ranelagh.

Hace medio siglo, Cibelli había vivido en Villa España, adonde habían ido a buscarlo por el robo a un banco. Estaba preso en 1973 y sería liberado poco después.

Por entonces, la apertura democrática que hizo retroceder a la dictadura de Onganía-Lanusse iba a permitir a Juan Perón el regreso del exilio pero, antes, la liberación de los presos políticos el día de la asunción presidencial de Héctor Cámpora, el 25 de mayo

En otro mayo pero del 2020, un día 20 como hoy, murió Cibelli, tal como informara en su momento este CIB:

Fuentes

La entrevista al Ciego Cibelli, la hizo mi colega Ariel Hendler (por entonces, en Clarín) para su libro: La guerrilla invisible. Historia de las Fuerzas Argentinas de Liberación FAL (Ediciones B, 2010), cuyo material me facilitó luego de un almuerzo en su departamento de San Telmo hace tantos años que ni él ni yo recordamos con exactitud.

La entrevista al Ciego Ortega, la hice yo; éramos amigos desde 1991 hasta su muerte en enero de 2018. Los datos de contexto histórico los obtuve de los diarios de la época de revisé en cuatro hemerotecas.

Julio Ortega no tuvo nada que ver.

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