CUANDO DE LA RUA CASI ME MATA

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En primera persona.

Hoy, cuando murió Fernando De la Rúa, a dos décadas de haber llegado a la Presidencia de la Nación, me pregunté cuál sería la mejor necrológica para el político que se fue del cargo con un saldo de decenas de muertes. No quedará en la historia por lo que logró hace veinte años sino por lo que dejó hace 18.

En aquel 2001 fui un protagonista. Ante la crisis económica que venía heredada del menemismo, varios berazateguenses nos sumamos al Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPO) y juntamos firmas para pedir que el gobierno implementase medidas.

De ahí salió la idea de lo que hoy se conoce como Asignación Universal por Hijo (AUH), entre otras formas de distribución de la riqueza para los ancianos o desocupados.

Como las figuras que integraban el FRENAPO eran Elisa Carrió, Claudio Lozano (economista de la CTA) y Horacio Verbitsky, entre otros, nos reunimos en Berazategui los militantes y seguidores de aquellos para recolectar firmas.

Junté casi un millar; se las entregué a Ernesto Salgado, quien centralizaba la recolección. Quedamos en tener una reunión de evaluación el… 20 de diciembre.

Esa tarde los llamé, tanto Salgado como Daniel Villani, su compañero de banca en el Concejo Deliberante, iban rumbo a la Plaza de Mayo. “Nos vemos ahí”, dije.

Luego de colgar, recibí un llamado. Vi por el identificador que era mi última novia. No quise atenderla. Yo ya daba por terminada la relación; en cambio ella –me contaría años después– creyó que no habría problema en compartir “una marcha más; la última”.

Ella salió desde Lanús, donde vivía, y se sumó a otros en el tren. En Constitución, se tomó del brazo con algunos chicos, uno a quien no conocía pero del que se sintió hermanada por la situación era Carlos Almirón.

Luego se soltaron, y se abrazaron con otros, pero siempre me quedé con la sensación de que de ese brazo debí haber estado yo y que no me hubiese soltado. O quizás yo hubiese quedado en su lugar, tendido ensangrentado en la 9 de Julio.

Nada de eso le reproché en la entrevista que tramitó nuestro vecino Leonardo Ivancich para el periódico Realidad que dirigía Daniel Sueldo en ocasión de publicar su libro Operación política: La causa del Senado (Editorial Sudamericana, 2006).

Sueldo quería inaugurar una sección de entrevistas con ex mandatarios. El ya había publicado una con el ex gobernador Alejandro Armendáriz y planeábamos seguir con Eduardo Duhalde, pero eso no viene al caso.

Recuerdo que planeé las preguntas de tal modo de no chocar de entrada, para que no la diese por terminada antes de sacarle alguna declaración de interés. Así que empezamos hablando de temas generales, para que entrase en confianza.

Leo sólo quería sacar fotos con la camarita que llevó. Le tomé las que quiso con el ex presidente y De la Rúa se sorprendió de ver que yo giraba una ruedita para preparar la siguiente placa: ¿Es a rollo? –preguntó con los ojos más abiertos que la boca que tardó en cerrar.

–Venimos de Berazategui –le respondí para justificar que no éramos un gran medio con equipamiento tecnológico. Sueldo se tapaba la cara; no sé si por pudor o para disimular la risa.

De la Rúa no estaba apurado; así que dio largas respuestas de las que publicamos breves extractos en un periódico de sólo ocho páginas.

No me pareció ni tonto ni enajenado. Tenía una mirada racional de todo y nos sorprendió con datos de memoria. Cuando toqué temas que pudieran ser urticantes, los eludió con diplomática flema. En algún punto, parecía seguir un libreto (lo que ahora llaman coucheo), por lo que evalué que no tenía sentido indagar en aquello para lo cual tendría respuestas esquivas.

No íbamos a poder sacar nada profundo y el único logro consistiría en haber sido los únicos de la ciudad en entrevistarse con el ex Jefe de Estado. Nos quedaron las fotos y su dedicatoria en el libro que doné a la biblioteca del Encuentro por la Memoria, Verdad y Justicia local.

EVALUACIONES

Otros libros, más recomendables, acerca de aquel período son:

  • Camarasa, Jorge: Días de furia (Sudamericana, 2002). Pretende ser la historia oculta de la Argentina desde la caída de De la Rúa hasta la asunción de Duhalde.
  • Bonasso, Miguel: El palacio y la calle (Planeta, 2002). Superador del anterior; además de mejor pluma tiene un marco teórico más adecuado al escrutinio del Poder. No se limita a lo obvio ni a las rencillas partidarias sino que devela las negociaciones de los políticos con los empresarios.
  • Morales Solá, Joaquín: El sueño eterno (Planeta, 2002). No se ensaña con De la Rúa, lo trata con respeto, pero enumera todos los desaciertos en el manejo de la economía a pesar de los salvatajes internacionales que rifó, como el megacanje y el blindaje.

Si bien el más incisivo de los analistas ha sido Verbitsky, basado en los estudios de Eduardo Basualdo, que lo llevó a adelantar las dudas sobre la permanencia del Presidente, fue Morales Solá quien conoció cinco días antes las precisiones de la caída y las publicó en La Nación.

Luego de releer la lista de empresarios golpistas que citó M. Solá, no es posible tomar en serio la cobertura televisiva de este martes, que varió entre hacerlo quedar como un enfermo o un tonto. Por “tontos” nos toman si esperan que creamos que un país queda en manos de un presunto incapaz sin que nadie haga nada al respecto.

Esos relatos sólo vienen a encubrir las relaciones de poder que le están vedadas al gran público en pos de que sus hilos sigan manejados por el capitalismo invisible. Para entenderlo, lo mejor que he leído son los estudios de Basualdo cuya síntesis sería: De la Rúa quedó entre dos bloques de poder hegemónico: uno que pedía dolarizar; otro que pedía devaluar. Como el Presidente no optó, se lo llevaron puesto entre ambos.

Todo lo demás, el relato épico de que el pueblo lo derrocó (relató que compartí porque fui partícipe), sería sólo una reivindicación sedante para las clases medias.

SU MUERTE

Este martes, hacia la noche, las noticias en la TV daban más importancia a las declaraciones del árbitro entre Argentina y Brasil; a un posteo de la modelo Pampita y a la represión a quienes duermen en las calles o a quienes intentaban ayudarles. Todo, en la fecha que da nombre a la avenida donde fue asesinado ‘Petete’ Almirón, un militante contra la represión institucional (CORREPI).

Por el crimen de Almirón fue imputado el subcomisario Ernesto Sergio Weber (hijo del ex comisario Ernesto Frimón Weber, condenado por el crimen del periodista Rodolfo Walsh).

De la Rúa fue sobreseído por el juez Claudio Bonadío y por la Cámara Federal (con disidencia de Horacio Cattani). El CELS presidido por Verbitsky apeló a Casación ya que en la causa 14.278 se manifestaba la actuación coordinada de la Policía bajo órdenes del gobierno y no autónoma.

De la Rúa zafó por integrar un sistema de connivencias entre algunos peronistas y algunos radicales, todos de centro derecha, que se encubren entre ellos si no están enemistados con el poder económico, y comparten abogados como Darío Richarte. Luego de que se llegara a juicio en 2014, sólo fue citado como mero “testigo” en 2015, un 8 de julio.

Este país parece predestinado a una trama de novela.

¿De quiénes se reirán? El hijo y la viuda, junto a la mujer del Presidente.

REPERCUSIONES LOCALES

¿Qué dijeron los radicales de Berazategui? Basta ver sus cuentas de facebook:

La “Ucr Berazategui”, no publicó nada; al igual que otros muros de los pocos que siguen activos (en Twitter no publican desde 2016 y 2018). Su ex presidente, Osvaldo García, tampoco. Otro ex presidente, Jorge Naddaf, solo subió un video de River.

José Ballini, ex candidato a concejal, no publicó nada. Su esposa, Isabel, subió una foto con un apurado: “QEPD Presinente” (sic).
Gustavo González, ex candidato a intendente, me dijo que escribiría algo para este CIB.

Daniel Fernández, el mejor periodista que tuvo el radicalismo local, no dijo nada. Su vecino en el exilio de Reta posteó:

Mucha tristeza me dio la noticia de que falleció Fernando de la Rúa. Fue un amigo que me dio la política, alguien a quien respeté”.

Víctor de la Fuente, edil mc

Otra simpatizante opinó:

Todos le soltaron la mano y abusaron de su salud, ‘arterioesclerosis’, que también se ocultó”.

Claudia Sarkisian

Mario Raitman compartió una foto de Tinelli a quien acusa del “derrocamiento”.

MEMORIA

Hace un par de años, llevé a la FM (al programa de Carlos Domínguez, Raíces Ancestrales, por radio FAN) a la madre del fallecido ‘Petete’, de Lanús. Ella había insistido en oír en vivo mi relato de lo que me pasó aquel 20 de diciembre. Hoy miré su facebook, donde lamentó:

“Qué injusticia. Carlos Almirón, presente”.

De la Rúa fue una víctima, a su modo, de las enormes presiones del poder hegemónico que no duda en llevarse puesto a quien sea sin importarle a cuántos millones de ciudadanos afecte. Aunque en la balanza, nada de los enormes logros que acumuló como universitario y político, de los pocos en ganarle al peronismo en la Capital y el país, podrán imponerse a su herencia más dolorosa.

De la Rúa murió, a los 81 años, sí. Pero Graciela, a los 35; Gastón, Gustavo y Ariel, a los 30; Juan, a los 28; Diego, a los 26; Petete y Rubén, a los 24; Ricardo y Cristian, a los 23; Ramón, a los 22; Sergio, a los 20; Roberto, a los 19; Yanina, a los 18; Walter, a los 17; Damián, a los 16; Miguel, Julio y Romina, a los 15; David y Eloísa, a los 13…


15 Respuestas a “CUANDO DE LA RUA CASI ME MATA”

  1. Alberto Moya, gran periodista. Me gustó mucho, Alberto, lo que escribiste ayer; la entrevista al Dr. Fernando de la Rúa. Yo estuve una hora y media, junto con la colega Eva Blanco, hace muchísimos años. Todavía no era Presidente; era senador pero ya estaba preparándose para la Presidencia.

  2. Excelente nota y muy justa. Porque hablas bien de el y no te sumas al coro de la chusma! Además realiza un muy buen análisis de los hilos del poder que permiten pensar la magnitud de los acontecimientos.
    Gracias por la nota!

    1. Me dió mucho gusto comprobar cómo mejoraste y puliste tu redacción. No tengo nada que escribir sobre De la Rúa. Te diré que al márgen de la que fue mi ideología, comencé a los quince años mi carrera y que la desarrollé sin compromisos más que con la verdad. En cuanto a actuar con ecuanimidad, deberías blanquear tu pertenencia al kirchnerismo. Creo que es hora de no jugar a la escondida. Buena noche.

      1. Daniel: Gracias por elogio. Tenés razón en que vos no sos un periodista militante radical; sos un gran periodista (escribí por ahí que uno de los dos mejores de su tiempo en esta ciudad). En cambio, le pifiás en otra: no soy militante k; nunca organicé actos, ni me senté junto a ningún k para conferencias como sí lo hice con gente del PO-FIT; del Frente Renovador; de la UCR o Cambiemos o con peronistas disidentes.
        Me permito recordar que escribí un libro de 400 páginas críticas del justicialista que gobierna la ciudad desde hace más de tres décadas, incluso en los 12 años que tanto te fastidian.

  3. Lo mío no fue apurado, fue de respeto. Creo que no sabés las veces que hemos peleado con mi marido cuando en el salón del Comité para algunos actos han intentado o han querido bajar el cuadro que porta su imagen como presidente. No hago leña del árbol caído. Lo he respetado siempre, y así en un día de pérdida de un gran valor: primer Senador que le ganó al peronismo siendo el más joven de los Senadores en ocupar una banca, por la cual mi marido José ‘Colo’ Ballini me cuenta se ganó el mote de Chupete. Eximio abogado egresado con promedios de 10, realizando una autodefensa desde el letrado luego de todas las difamaciones intelectuales mostró de qué estaba hecho. Respeto porque tuvo que ser candidato a presidente para que otros pudieran acceder al gobierno de C.A.B.A. y respeto porque detrás del presidente, jefe de gobierno, por tercera vez, al cual no le podían ganar en las urnas porteñas, senador, político. Hay en un cajón mortuorio un esposo, padre y ser humano ante todo. Abrazo querido.

  4. Tuve el privilegio de presentar tu libro y sé las represalias que te causó tu carrera periodística de parte del mussismo y sus alcahuetes a sueldo. Todavía me resuena un comentario tuyo calificando a CFK de Estadista. Y recuerdo que te pregunté si ser Estadista es adueñarse de los bienes del Estado como si fueran propios. Te envío un abrazo!

    1. Eso de los bienes del Estado, hay que probarlo. Buscaron por todo el mundo, hasta en las islas Seychelles, no hallaron nada. En cambio, a Macrì sí le hallaron los Panamá Papers y dinero fugado para evadir impuestos y no declarar su origen. Ni hablar del contrabando de autopartes ni de Sevel, de lo que leí algo en un periódico de Hudson, EL PUEBLO, no sé si te suena.

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