RECUPERARON RESTOS DE OTRO DESAPARECIDO

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Por Agencia La Barriada

A 48 años del comienzo de la dictadura militar empresarial cívico religiosa del período 1976-1983 el enorme trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) permite seguir recuperando restos de personas desaparecidas.

Osvaldo Roberto Rodríguez había nacido en Saladillo, provincia de Buenos Aires, el 23 de noviembre de 1929. Muy joven se mudó a trabajar a Avellaneda, donde desarrolló su profesión de marroquinero; se hizo hincha de Independiente y conoció en un grupo de teatro a su pareja, Elena Rita Martínez.

Su pasión por la política lo llevó a la actividad gremial dentro del Sindicato del Cuero y, a fines de la década del ‘60, al Movimiento Peronista Auténtico (MPA).

Los convulsionados años ‘70, cuando los movimientos de liberación ponían en jaque al sistema capitalista en el mundo, lo acercaron a la Tendencia Peronista en Montoneros, a pesar de que contaba con más de 40 años. Montoneros era un grupo conformado en su mayoría por jóvenes y, según cuenta su hijo Claudio, “él se sentía más a gusto con esos jóvenes que concurrían a su casa a discutir de política”.

Un 27 de enero de 1977, según su hijo Claudio, que por entonces tenía 10 años, estaba con sus padres y su hermano de 9 años (Gustavo Alberto Rodríguez); sintieron brutales golpes en puertas y ventanas e ingresaron muchos hombres de civil, armados.

Durante la hora siguiente, interrogaron a su padre y a su madre la encerraron con él y su hermano en una pieza para después interrogarlos. Su padre fue secuestrado, llevado en un vehículo desde su casa de la calle 108 A entre 5 y 6 B, de Berazategui.

Durante los días posteriores, Elena, la pareja de Osvaldo al no tener noticias, decidió mudarse a la casa de un familiar en Monte Chingolo, Lanús durante seis meses… Cuando regresó a su casa, se encontró con que se habían llevado objetos de valor y todos los recuerdos familiares porque un aspecto brutal de los secuestradores no sólo era la violencia sino también destruir la historia familiar. Claudio relata que estas vivencias “dejaron un hueco que nunca pudieron reconstruir sobre la historia familiar”.

Al igual que otras familias en las que la brutal desaparición generó diversos problemas de salud entre quienes quedaron, Elena comenzó a tener complicaciones que se agravaron hasta provocarle la muerte en 1982, cuando sus hijos tenían 14 y 13 años.

La vuelta a la democracia, los nuevos aires de libertad y las crecientes denuncias sobre los crímenes de la dictadura animaron a Claudio y su hermano a relatar los hechos ante el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), organismo compuesto por iglesias de diferentes cultos, entre los que fue cofundador el querido obispo Jorge Novak.

A mediados de los años ‘90, el Equipo de Antropología Forense les comunica a Claudio y Gustavo que en una fosa común del Cementerio de Avellaneda había restos compatibles con la sangre que ambos habían aportado, la noticia fue impactante aunque deseada por ambos.

Recién el 2 de febrero de este 2024, a 47 años del secuestro de Osvaldo, en el marco del legajo 117/77, el Poder Judicial confirmó a los hermanos Rodríguez que los restos en efecto eran de su padre.

En la misma fosa común, encontraron 336 esqueletos; la investigación se enmarca en dos causas penales:  Yavico Alfredo, “por incumplimiento de los deberes públicos” iniciada por el juez Ernesto Devoto Ritual, del Juzgado Penal 6 de La Plata, y una más iniciada por el Juzgado Federal 6 de CABA contra el general Guillermo Suárez Mason y otros, por homicidios.

El cuerpo de Osvaldo presentaba lesiones en el miembro superior izquierdo y columna vertebral, posible motivo de su muerte y se fijó la fecha de su deceso el 18 de febrero de 1977, a 22 días de su secuestro.

Durante estos años, el Encuentro por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Berazategui trabajó por la reconstrucción de la historia de Osvaldo; siguen trabajando por mantener viva la memoria de lxs compañerxs detenidxs y desaparecidxs del distrito.

Sus dos hijos decidieron comprometerse para cambiar la realidad al igual que su padre: Claudio milita en la Comisión por la Memoria, Verdad y Justicia – Red de Centros Comunitarios Monseñor Enrique Angelelli y su hermano Gustavo dirige en el sur del país una fundación para jóvenes con adicciones.

Seguro se hará un merecido homenaje de despedida a Osvaldo Roberto Rodríguez, en que vecinos, familiares y organizaciones dirán 30.400 compañeros presentes, ahora y siempre!


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