En un hallazgo sin precedentes, se ha descubierto uno de los registros humanos más antiguos de América del Sur, en Merlo, Buenos Aires. Los restos fosilizados de un gliptodonte, perteneciente al grupo de mamíferos acorazados, fueron encontrados en las barrancas del río Reconquista, revelando que estos animales fueron carneados y consumidos por seres humanos hace 20.000 años.
Este descubrimiento, publicado en la revista científica internacional PLOS ONE, representa una de las evidencias más antiguas de presencia humana en Sudamérica, y de la interacción directa de humanos con la megafauna de la región. Este hallazgo desafía los modelos actuales de poblamiento del Cono Sur y plantea nuevas interrogantes sobre los primeros habitantes de estos territorios.
Los investigadores hallaron huesos de un gliptodonte en las barrancas del río Reconquista. Estos huesos, corresponden a partes de la cintura pélvica, vértebras y el tubo caudal del animal, presentan marcas de corte que no parecen haber sido causadas por animales carnívoros o roedores. Las marcas siguen patrones de corte típicos observados en los huesos de animales consumidos por cazadores en la antigüedad.
El descubrimiento fue realizado por el paleontólogo Guillermo Jofré, quien informó a un grupo de arqueólogos del Museo de La Plata. Estos realizaron análisis minuciosos para determinar la naturaleza y el origen de las marcas de corte. Según los expertos, las marcas indican que los humanos incluyeron al gliptodonte en su dieta. La antigüedad del evento, determinada por la posición estratigráfica y análisis de datación radiocarbónica, indica que ocurrió hace 21.000 años, en los últimos momentos del período Pleistocénico.
Este hallazgo y los resultados obtenidos son un aporte significativo a la discusión sobre la antigüedad humana en América. Aunque el paradigma sugiere que los humanos ingresaron a América hace 16.000 años, cada vez hay más evidencias que sitúan el primer ingreso entre 20.000 y 30.000 años atrás.
El descubrimiento fue posible gracias a la colaboración interdisciplinaria de investigadores del Museo de La Plata, el CONICET, el Centro de Investigaciones Geológicas, el Institut Pasteur de París, la Municipalidad de Merlo y la Fundación Azara. Este trabajo conjunto ha permitido arrojar nueva luz sobre la historia temprana de los habitantes de Sudamérica y su interacción con la fauna.