MOYA, CITADO A LA JUSTICIA POR UNO DE SUS LIBROS

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El periodista Alberto Moya, de Berazategui, fue convocado desde dos instancias judiciales por lo que escribió acerca de los años ‘70.

Por su libro Habría que matarlos a todos, el colaborador de éste y otros medios fue citado en distintas instancias de los tres poderes del Estado. Esta vez, se trata de los aportes que derivaron en el guión de la película El hermano de Miguel, acerca del primer desaparecido de Quilmes (donde el film fue presentado hacia marzo en el espacio INCAA) y que este mes se proyecta en La Matanza.

Acerca de ese documental, escribió una nota en la web de Horacio Verbitsky, El Cohete al a Luna, que motivó dos respuestas de la Justicia Federal.

Por un lado, el Juzgado Federal 3 de La Plata pidió a la Comisión Provincial por la Memoria que la nota fuera periciada para asegurarse de su verosimilitud, tarea que estuvo a cargo de la especialista Claudia Bellingheri, quien presento un informe técnico que ponderó la nota de Moya, según confirmaron al organismo Encuentro por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Berazategui en las Jornadas Trasandinas de Sitios de Memoria del Cono Sur, celebrada en La Plata el 14 y 15 de este mes.

La segunda cita tendrá lugar hoy ante el juez Daniel Rafecas, en Comodoro Py. Este es el capítulo del trabajo de Moya que se convirtió en el único relato completo acerca de uno de los misterios locales más perdurables de la etapa previa al Golpe del ‘76.

Alberto Guillo Moya en El Expreso de la Mañana

Publicado por Rodolfo Estequin en Miércoles, 18 de abril de 2018
Entrevista con Rodolfo Estequin en FM Espacio del 18 de abril de 2018.

Matan al coronel Ibarzábal – Desaparece Dicovsky (capítulo)

Escribe Alberto Moya

En caravana, un Chevrolet; un Rastrojero con lona verde en la caja y un Falcon celeste avanzaban desde la avenida Pasco (equivalente a la calle 800) hacia el sur, por Donato Alvarez, un asfalto negro en una ancha franja de suelo apisonado.

Desde la cabina del Rastrojero, el más joven, de espesos bigotes, terminó de hojear la Estrella Roja del 18 de noviembre que informaba el pase de los de FAP. Reparó en las casas de chapa o a medio construir en Solano, casi al límite con Brown. Hasta que…

–Mirá –señaló el chofer.

Manuel miró, en el cruce con San Martín (828), un operativo de tránsito. Se desviaron hacia la izquierda por la 826. Entre tumbos, avanzaron hacia un horizonte que tragaba la calle con su garganta de límpido cielo; la última imagen bucólica que vería.

Doblaron a la derecha por la 898, la primera paralela a Alvarez. Avanzaron lento por esas irregulares calles de tierra, entre delgados árboles de distintas especies junto a las zanjas.

Quien manejaba era nuevo en la zona. Fernando había sido delegado en Otis, donde batallara contra los de la UOM de Miguel, por lo que en 1973 fue despedido. Con el aporte de su esposa, la gallega Marisa, obrera textil, pasó a mantener a sus hijos con el arreglo de radios o televisores. Fue premiado por el PRT tras aquel activismo gremial en el oeste: recibió la jefatura de Logística en zona sur; una aparente incongruencia que el halago obligaba a disimular. Sin experiencia en la lucha armada, se apoyó en el más ducho de su área para resolver lo cotidiano, un grandulón con ojo estrávico que acababa de pasarse desde las FAP.

Eran las 19 del martes 19 de noviembre.

La maniobra de tantos por abandonar el único asfalto en pos de avanzar por tierra generó sospechas en los policías que los divisaban entre las pocas casas de esos descampados, mientras se acercaban a sólo cien metros; dejaron a los de Tránsito y corrieron a cortarles el paso.

Los del Chevrolet de protección aceleraron, dispararon, giraron a la izquierda y se perdieron hacia el Este.

Los del Rastrojero frenaron 90 metros antes del asfalto, pasada la bocacalle, sin margen para retroceder; Manuel, con una Itaka, cubrió al chofer, le dio tiempo a abrir la puerta, desenfundar un arma corta, bajar, contestar el fuego y replegarse mientras estallaba el parabrisas.

Los del Falcon avanzaron aún sin disparar; uno, por izquierda; el otro aprovechó el ángulo que dejaba un baldío en la esquina. ¿Era Petrakos?

Los uniformados se parapetaron desde el Fiat 128 de un inspector de Tránsito; contaron “nueve extremistas”; balearon a otro que, retirado por dos compañeros, disparó por atrás de la camioneta.

Entonces cayó herido en una pierna el agente Salvador Cavalli.

Un vecino policía se sumó. Otro colaboracionista que no tenía nada que hacer ahí, López, corrió por 827, entre el Rastrojero y el Falcon.

En la segunda casa de esa calle, un joven recibió una herida leve.

Manuel con dificultad para mantenerse sobre su lado izquierdo, se apoyó en el Rastrojero y se trepó a la caja.

Los demás combatientes retrocedían por la 898 a los tiros:

–¡Viva La Patria! ¡Viva La Patria!

Dejaron el Falcon y corrieron a tomar un Peugeot bordó que pasaba por la avenida.

Mientras, los que rodeaban el vehículo apuntaron a Manuel, quien arrojó el Magnum antes de levantar los brazos.

Los vecinos afirmaron que fue detenido quien había quedado último para permitir la fuga de los restantes.

Lo bajaron tironeando del pantalón claro, se lo llevaron de la camisa a cuadros, entre insultos. El oficial Tarela siguió con la vista el rastro de sangre. Ante la caja, bajo la lona verde, apreció: A su izquierda, el revólver, una Browning machine gun 50 sin montar en el trípode, una carpa, dos baldes, un inodoro portátil, volantes del ERP y tres vainas; a la derecha, un armario metálico con rejillas y tres orificios redondos a lo largo de la tapa…

… Cuando la abrió, quedó con el ceño fruncido.

Otros sacaban de la zanja al herido sumado de motu propio, ante Horacio Casal, asomado a la ventana de calle 898 N° 2744.

Aquél fue llevado a la clínica; Manuel, a una dependencia.

Más policías, en el Falcon, hallaron instrumental, anestésicos, agujas… Del baldío recogieron una pistola y un arma larga.

Se acercaron al Rastrojero, por detrás, al tiempo que los vecinos sa-lían a mirar. Notaron qué había enmudecido al oficial; no necesitaban ser altos para ver dentro del armario: un hombre con ojos vendados, equipo de gimnasia, las rodillas apenas flexionadas sobre un lado, baleado en una pierna, en una mano y en la cabeza.

–Llamen para que vengan a tomarle las huellas.

Revisó el revólver ahí arrojado, contenía tres cartuchos.

Un uniformado anotó B902614.

–Manden a investigar la patente.

–Señor, anotamos la B185598 del Falcon celeste, modelo ‘65.

–Hagan todo; pueden ser adulteradas. Esto va a traer cola. Creo que es el secuestrado que salió en la revista del ERP.

–Mire lo que había en la cabina… –un policía blandía una cédula.

–Sergio Gustavo Dicovsky, 5.798.352, clase ‘51.

–… Y esto –le pasó una libreta sin tapas, tipo anotador, con manuscritos un tanto ilegibles aunque con muchos nombres.

Pronto, un fotógrafo recién llegado, fue a buscar un teléfono:

–Soy Carlos. ¡Yodko! ¿Te acordás del militar secuestrado en la toma de Azul? Lo mataron recién.

Arribaron más patrullas Estancieras; una Ford F100 verde y aterrizó un helicóptero en un baldío. Todos fueron puestos al tanto:

–El Chevrolet huyó hacia Quilmes. Del Rastrojero, tenemos a uno; otro escapó. Los del Falcon robaron un auto bordó.

–Deben haberse separado para tirotear desde distintos ángulos. No es táctico que disparasen desde el mismo lugar; en grupo, hubieran sido un blanco más fácil.

Empezaron a mirar las pocas casas entre los baldíos de yuyales.

Otra casa a requisar, en la Capital, fue la de San Nicolás 4015; domicilio del portador de la cédula. Allí, en ausencia de la madre, Miguel Dicovsky, de 18 años, cuidaba de su hermana Cecilia.

No rompieron ni robaron ni maltrataron, pero en algo repararon:

–¿Historia? ¿Qué hacés leyendo Historia?

–Es que me la llevé. Tengo que rendir el año –balbuceó ella.

En Villa Barceló, Lanús, el Peugeot bordó abandonado quedó con armas, como un Winchester con la inscripción “Victoria o Muerte. A Vencer o Morir por la Patria. Libertad o Muerte”.

En la Regional, el inspector Omar Ventini recibía el informe:

–Señor, tenemos los datos. El Falcon es de Israel Liscovich.

–Liscovich, Dicovsky… ay, ay, ay –resopló un oficial a su lado.

En el nuevo parte a la Jefatura, Dicovsky sumaba otro balazo:

Fue detenido un herido de bala en la pierna y el tórax.

Nada de eso compartieron con la prensa, a la que informaron:

–Por el Rastrojero, dimos con la casa de Ceferino Fernández donde hallamos discos del Che Guevara; banderas del ERP, armas… Ahí detuvimos al matrimonio Manuel Gómez – Tecla Castro, puestos a disposición del juez federal Armando Grau.

Al ver que no llegaban –quedaron dos días en la Comisaría–, su hija María Luisa, esposa de Ceferino, dejó la casita del fondo, en Monte Chingolo, para esconderse en la de unos vecinos.

Mientras, la libreta hallada en el Rastrojero era estudiada. Dos de los anotados habían aparecido en los diarios: “Despedirán a Ibarzábal, el general Osvaldo René Azpitarte y el teniente coronel Coelho”.

Juan Luis Coelho, jefe en Azul, profetizó:

–No está lejano el día en que la patria nos llame en su defensa.

Un espía internacional, Arancibia Clavel, emitió su parte:

El asesino Licowsky, ex empleado de Gelbard, está detenido”.

Del destino de Dicovsky dieron cuenta los diarios:

No se confirmó la versión coincidente con los vecinos: se habría detenido a uno de los extremistas, Sergio Licowsky.

Pronto, recibieron más datos del apellido correcto, hijo de Emir Dicovsky, fallecido el 17 de marzo de 1970, quien había tenido un consultorio a dos cuadras de Craviotto y Calchaquí.

A las 3.30 del jueves 21, la Caminera entró a Calchaquí 4424, por un boquete en la puerta. Detrás, los de la seccional 3ª anotaron lo hallado que, entre armas y bombas, incluía “tres libros de Actas de la Subcomisaría de Savio; bibliorato y 8 bolsas de monedas con las siglas del Banco Río y patentes de autos…”.

–Por eso circulaban aún con las chapas originales.

–Los vecinos dicen que veían movimiento de jóvenes; que no eran muy dados y que la chica estaba embarazada.

–¿Y a ésa quién le avisó que se rajara? ¡Los del Chevrolet!

Respecto del chalet, ya de mañana, dijeron a los diarios:

–En una de las habitaciones, había una construcción metálica con dos literas, tipo cárcel del pueblo.

Con la pista de la embarazada, siguieron a la suegra. A la salida del Juzgado, la abordaron antes de que subiera a su auto. Bajaron al matrimonio que la acompañaba aunque dejaron arriba a otra mujer.

A poco de andar, las encapucharon y mintieron:

–Tranquila, Rosa, somos compañeros de Sergio, que ya está en Cuba. Sólo necesitamos saber con quién vivía, es por un temita.

Ante tal incongruencia, la señora Naiberger no dijo nada.

Horas después, al lado de la ruta, les quitaron las capuchas y las dejaron irse en su auto, aunque seguidas por una camioneta.

Ya habían desaprovechado una posibilidad de salvar al coronel:

Hacia febrero, la agrupación ilegal estaba dispuesta a canjear su libertad, pero el Ejército no tenía a esos dos extremistas…

… desaparecidos en Azul, Reynaldo Roldán y Héctor Antelo,[1] esposo de Elena Da Silva, ex Brigada Masetti, ya en zona norte.[2]

La Policía lo había hecho notar en un informe secreto:

El ERP [puso] condiciones: 1) Libertad de los detenidos; 2) Derogación de la Ley represiva; 3) Derogación del decreto de ilegalización. A cambio, dejaría en libertad a los secuestrados y suspendería operaciones. Ante lo que calificaron de silencio gubernamental aconsejaron a sus adictos mantener firmeza en sus actividades.

A eso se refería un supuesto ex guerrillero en contacto con represores:

Ante el silencio, mataron al mayor Néstor López, y al teniente Roberto Carbajo. Los muertos eran 8. Después, Ibarzábal. El apresuramiento del conductor (la ‘pinza’ era para un grupo montonero), obligó al vehículo delantero a escapar. El sargento Sergio Licowsky, cumpliendo órdenes, ejecutó al prisionero…

Licowsky fue capturado por un comando militar que lo metió en un vehículo, le colocó un explosivo y lo hizo volar.

También Ernihold, tras el atentado contra el mayor Gimeno, había sido llevado al puesto de Camineros, de donde desapareció. Similar destino alcanzaría a Ceferino y a Adolfo César Lito Liscovich, quien manejaba el Falcon de papá que custodiaba al Rastrojero.[3]

El jueves 21, en tres vehículos al mando de un tipo vestido de militar, se robaron un cadáver de Autopsias en Avellaneda que, según el diario del Ejército La Razón, era el de Víctor Manuel Taboada.

Desde Chaco, para traerlos a la Capital, la Federal mintió haberle hallado una carta de Ibarzábal a Jorge Ramón Martín Franco y Crisanto Tito Rípodas, de quien no sabían que era del Comité Central, elegido en el V Congreso en que se fundó el ERP; ni que Martín actuó en Azul; ni que había alquilado con Dicovsky, en 1973, una casa en La Tablada para operar sobre Chrysler, donde Manuel –antes de conseguir un Citroën– volanteaba en bicicleta.

El PRT no nombró al compañero caído al referirse al ejecutado:

(…) En un traslado del prisionero de guerra Teniente Coronel lbarzábal, un enfrentamiento obligó a ajusticiarlo. Fue detenido un combatiente en perfectas condiciones. Nuestra organización procuró preservar la vida. No ha sido igual el tratamiento a nuestros combatientes, al extremo de asesinar fríamente a 16 en Catamarca. Esa actitud sanguinaria ha obligado a ejercer el derecho de represalia. Ibarzábal no había sido incluido; su ‘ejecución’ es resultado de la campaña represiva.

El ERP interrumpió esas ejecuciones el 1º de diciembre, luego de la penosa muerte de Cristina, la hija de 3 años del capitán de Inteligencia Humberto Viola, acribillados en Tucumán, –según el general Acdel Vilas– por un joven de 19 años.

Esa ristra fue un tema ineludible en la reunión del PRT en una casa de Ezpeleta donde Oso Ranier vio por primera vez a uno de tupidos bigotes que sería su nuevo jefe, de quien otro compañero le informó:

–Es el Turco Martín. Desde octubre, cuando cayó Munarriz, es el responsable nacional de Logística.


Fuentes: Diarios de la época; el libro Los Doblados, de Ricardo Ragendorfer; libros de contexto de época y entrevistas personales.

Notas:

[1] Según Yofre (2011), ex secretario de Inteligencia (1989), el ERP habló por teléfono con el general Leandro Anaya, jefe del Ejército que les dijo que la Federal había dispuesto de ambos. El ERP anunció: “De acuerdo a lo informado por el Ejército Argentino, se aplicará la justicia popular sin juicio sumario a la Policía Federal y a sus organismos especializados en torturas”.

[2] Muerta en Béccar el 15 de julio de 1974 tras un tiroteo con la Policía.

[3] Por Ceferino, ver 1º de septiembre de 1975. Lito (30 años) será secuestrado en San Miguel de Tucumán hacia octubre (N° CoNaDeP 7207, Decl. 1664).

Foto de la película.

19 Respuestas a “MOYA, CITADO A LA JUSTICIA POR UNO DE SUS LIBROS”

  1. El domingo 21 de julio a las 18, se proyectará en Pilar (Torrente Espacio Teatral, Bolívar 416) «El hermano de Miguel» una película de Mariano Minestrelli. Para reservar lugar, llamar al 0230 – 4671310.
    Sinopsis: Sergio Dicovsky fue detenido y desaparecido el 19 de noviembre de 1974. El documental acompaña a su hermano Miguel en la investigación y se convierte en un documento testimonial clave para dilucidar los hechos.
    «El hermano de Miguel» fue parte de la Competencia Oficial del 20º BAFICI y ganó el premio a mejor película en el Festival Al Este – Argentina. Fue proyectada en festivales internacionales de España, Francia, México, Perú y Uruguay.

  2. Hola, Alberto! Me gustaron (por decir una palabra inadecuada) más 2 notas de las 3 que leí:
    Yo soy de esa generación tenia 16 años cuando entré a Psicología y 17 cuando empezó todo este momento en la facu que fue impresionante! Leíamos a Mao y a Lenin. Y despues a Cooke y el peronismo combativo.
    Leímos y charlamos (sin entrar acá en detalles).
    Pero era el ambiente y el momento. Y las muertes a los militares ya las recuerdo perfecto.
    Por eso me conmovió toda tu nota, con los detalles que aportas y las preguntas de esa investigación puntual que apuntan a remover todo…

  3. Hola,
    te invito a visitar el Cedial (Centro de Investigación Académico Latinoamericano) sitio digital de raigambre nacional y popular.
    Podés sumarte yendo a la página de Cedial en facebook y poniendo «Me gusta» ya sos miembro adherente.

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